¿Estaré con un psicópata? No todos los psicópatas son asesinos, pero todos generan un gran daño
marzo 3, 2019
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Es imposible salir ileso de una relación con un psicópata. Ni “loquito”, ni “rarito”. Psicópata.

La idea de este posti es brindar información sobre psicopatía, y especialmente sobre el psicópata cotidiano. ¿Por qué? Porque el concepto de psicópata cotidiano no está lo suficientemente difundido y el grueso de la población sigue asociando el concepto de psicópata al de un descuartizador y pensar así es muy reduccionista.

Hablar de psicopatía es mucho más amplio que hablar de casos policiales, de asesinatos sangrientos, violaciones y canibalismo, hechos todos, que sacuden a la población por la atrocidad con la que son realizados. Es importante saber que la psicopatía, muchas veces, se expresa de manera más solapada, y no por eso de forma menos fría, calculadora y cruel. No todos los psicópatas son asesinos seriales y descuartizadores. Si seguimos creyendo que es así, difícilmente podamos detectar al psicópata cotidiano.

El concepto de psicópata está fuertemente ligado a los casos mediáticos, que generalmente podemos ver en los noticieros y leer en los periódicos. Estos casos conmocionan y estremecen a la opinión pública por la crueldad, frialdad y la falta de humanidad con la que son llevados a cabo. Si pensamos que la psicopatía es solo este accionar tan desmesurado, nos estamos equivocando. ¿Por qué? Porque estamos dejando de lado al psicópata cotidiano, es decir a aquel ser que va por la vida disfrazado de persona, de buen vecino, de buen padre de familia, de hombre de negocios, y que esconde tras esa fachada a un personaje nefasto, carente de emociones.

La idea es arrojar un poco de luz para que aquel que pueda estar relacionado con alguien así, encuentre en estas líneas un poco de entendimiento sobre su situación.
Antes que nada debemos aclarar que la psicopatía no es una enfermedad, sino una forma de ser. Por lo tanto, no hay ningún tratamiento ni cura que pueda revertir esta situación. Se nace psicópata y se muere psicópata. Por consiguiente, las creencias del tipo: “En algún momento va a cambiar”, “ Lo voy a cambiar”, “Detrás de esa frialdad hay un carenciado emocional”, nos mantienen anclados en un lugar peligroso.

Después de un crimen sangriento, es decir, de un acto psicopático grave, no hay dudas de que estamos frente a un psicópata. ¿Pero como podemos saber si estamos frente a un psicópata cotidiano?
Vamos a repasar los rasgos psicopáticos de la página web del Dr. Hugo Marietan médico psiquiatra, especialista en psicopatía.
El psicópata se caracteriza por tener necesidades especiales o distintas a las de la población general, por cosificar a las personas y como último, tenemos el acto psicopático grave.
Cuando decimos que el psicópata tiene necesidades distintas, queremos decir que estas necesidades no son compartidas por las demás personas, es decir no están consensuadas socialmente. La necesidad de poder, puede ser un ejemplo, y la misma explicaría la voracidad con la que algunos seres, tenemos el caso de muchos políticos, acumulan, roban, disfrazan y niegan, cifras de dinero espantosas. También la observamos en aquellos “padres de familia” que a través del dinero ejercen el poder sobre el resto de la familia, decidiendo ellos como repartirlo, en que cantidades y cuando, sin olvidar pasar la factura por todo lo dado.

Con respecto a las necesidades especiales estas generan las conductas calificadas como diferentes al patrón conductual común. Para satisfacerlas estos seres hacen un uso particular de la libertad. Es decir, el rango de libertad interior, de la persona común, es acotado ya sea por sus propias inhibiciones o por las externas. El rango de libertad del psicópata es mucho más extenso, es como si su lema fuera “todo es posible”. Un rango de libertad acotado no le permitiría satisfacer sus necesidades distintas.
También presenta intolerancia a los impedimentos. Todo límite que se le imponga será interpretado como una traba “injusta” y generara una intensa frustración. Este es el punto débil que presenta el psicópata por perder el control de sus acciones, y en consecuencia cometer errores.
Creación de códigos propios, si bien el psicópata comparte la mayoría de los códigos de la gente común, por eso se adapta a la sociedad y es difícil detectarlo hasta que no cometa su accionar psicopático, por otro lado crea códigos propios que le permitan justificar su accionar tendiente a satisfacer sus necesidades especiales.
Sorteo de las normas comunes, conoce a normativa general y se acomoda a la misma siempre que no lo obstruya en sus planes. Falta de remordimientos y culpa en los hechos psicopáticos.
Intolerancia a las frustraciones, como consecuencia reacciones de descompensación.
Defensa aloplástica, esto quiere decir colocar la responsabilidad de los resultados desfavorables de su conducta en los otros y en el entorno.
Autocastigo, cuando transgrede sus propios códigos el psicópata se siente culpable, acusador, verdugo y juez de sí mismo.
Repetición de patrones conductuales y ritos y ceremonias, ya que en la consumación del acto psicopático hay un estilo.

Con respecto a la necesidad de estímulos intensos, la evaluamos a través de la asunción de conductas riesgosas, de una tendencia al aburrimiento, escasos proyectos a largo plazo, muchos psicópatas viven el hoy. Los amantes del poder, por ejemplo, se pueden fijar metas a largo plazo y van escalando paso a paso cada peldaño de la escalera y neutralizando cada obstáculo que se les pueda interponer, ya sea violentamente o con astucia.
Uso de drogas, búsqueda de emociones intensas y satisfacción sexual perversa.

Con respecto a la cosificación de otras personas, la definimos como al hecho de quitarle al otro la categoría de persona. Es considerarlo un objeto. Esto permitiría explicar muchas de las acciones de los psicópatas.
Podemos evaluar esta característica a través del egocentrismo, la manipulación, la sobrevaloración, la seducción, en este caso la relación es bidireccional entre el psicópata y el otro, donde la propuesta del psicópata encuentra eco en las apetencias del otro.

La empatía utilitaria, que es la capacidad de captar las necesidades del otro, pero no es el ponerse en el lugar del otro, si no el mirar en el interior del otro “cosa” para captar sus debilidades y obrar sobre ellas para manipular.
La mentira. El actuar, que es un mentir con el cuerpo. La fascinación. El parasitismo, entendido como la utilización del otro como medio de subsistencia. Insensibilidad, lo cual no significa que fuera de su accionar psicopático no se muestre sensible a otras personas, objetos o mascotas.

Crueldad, puede dañar severamente a otros sin repercusión emocional displacentera. Tolerancia ante situaciones de tensión, es decir obrar fríamente ante situaciones de alta tensión en las que una persona común se paralizaría, descontrolaría o accionaria inadecuadamente.

Empezar a familiarizarnos con las características que definen a estos seres, es fundamental para poder detectarlos. Otro punto muy importante a tener en cuenta es que estos atípicos, al que no llamamos personas porque carecen de ese mundo emocional que compartimos todas las personas comunes, no son padres, ni madres, ni son hijos, ni son maridos, etc. Es decir, no pueden desempeñar estas funciones como socialmente se espera.

La función de padre o madre, por ejemplo, se asocia con el cuidado, la protección, el amparo, el trato amoroso, por ayudar al buen desarrollo del menor. En el caso de los psicópatas, los hijos son considerados como “cosas” que le pertenecen, como bienes de su patrimonio, y en el caso de un divorcio, por ejemplo, no dudaran en oponerlos frente al otro progenitor. Tarea, que dicho sea de paso, no les costara demasiado porque el otro conyugue, al que llamamos la o el complementario del psicópata, ya tiene una imagen muy desvalorizada frente a los hijos.

Todo psicópata trabaja siempre pero siempre para sí mismo. Cuando da es porque está manipulando, o espera recuperar esa “inversión” en el futuro. Este comportamiento se observa claramente en los psicópatas hacia sus hijos, a quienes cuando son mayores, les pasa la “factura” de todo lo que él ha gastado por ellos. Y pueden llegar a echar en cara gastos realmente irrisorios como las clases de canto, por ejemplo.
Como decíamos más adelante los psicópatas tiene la habilidad de captar las necesidades del otro, y esta característica se asocia a la seducción, llevando así a los demás a entrar en un circuito psicopático.


El psicópata le demuestra al otro que le es necesario, pero que él le es mucho más necesario al otro. Entonces se da un circuito entre el psicópata y la otra persona. Se establece un circuito mutuo para suplir las necesidades.
Si a la seducción le agregamos el hecho de ser inteligentes y manipuladores, nos damos cuenta de que es muy difícil resistirse a ellos.

¿Qué debo hacer ante la sospecha de estar con un/a psicópata?

Visitar la página del Dr. Hugo Marietan, buscar información sobre psicopatía, contactar con un profesional de la salud mental que entienda acerca de psicopatía. Hay excelentes psicólogos que en su abordaje terapéutico no tienen en cuenta el concepto de psicópata, y a partir de ahí instrumentalizar el contacto cero.

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Hasta el próximo posti y recuerda que por muy difícil que sea siempre se puede salir de estas relaciones tortuosas.