Psicópata cotidiano. Depredadores emocionales
En este post vamos a hablar del psicópata cotidiano, es decir de aquel que puede vivir entre nosotros (vecino, padre de familia, jefe, pareja, familiar). Al psicópata forense lo podemos reconocer fácilmente a través de su acto psicopático brutal como matar en serie, violar, entre otras atrocidades. No todos los psicópatas tienen la necesidad de matar, ni todos los psicópatas son perversos.
Lo que deseo desarrollar brevemente en este post es el concepto de psicópata cotidiano, es decir, de aquellos psicópatas que no tienen como necesidad especial matar, violar, etc.
¿Por qué es importante hacer esta distinción?
Porque el común de la población tiende a asociar el concepto de psicópata al de un asesino serial, al de un violador múltiple, al de un caníbal, etc. Y esto no es siempre así. Es un concepto que parece estar vedado solamente para aquellos casos que aparecen en los periódicos o en las noticias.
Si bien estadísticamente en países como Argentina el 3 % de la población entra en esta categoría, en España las estadísticas son del 2%. Las posibilidades de cruzarnos a lo largo de nuestra vida con uno/a de estos seres son considerables.
¿Qué es un psicópata?
El psicópata es un ser atípico, que tiene necesidades especiales y para satisfacerlas debe llevar a cabo conductas distintas, haciendo uso de su amplia libertad interior. Cabe aclarar que la libertad interior del resto de los mortales está mucho más acotada debido a nuestras propias inhibiciones, dudas, miedos, ingredientes estos que están ausentes en el caso de los psicópatas. Estos seres atípicos se manejan por sus propios códigos, por su propia ley interior.
¿Qué se entiende por necesidad especial o diferente?
Todos tenemos necesidades y estas necesidades son comunes a todos nosotros, están compartidas, consensuadas, por ej.: el hambre es una necesidad y para satisfacer esta necesidad nos valemos de diferentes alimentos. Una vez cubierta esta necesidad hay un tiempo de reposo y luego nuevamente se despierta y nos invita a satisfacerla. Esta necesidad es compartida por todos nosotros.
Una necesidad especial puede ser el afán desmedido de poder, en este caso para satisfacer esta necesidad estos seres atípicos recurrirán a conductas igualmente atípicas a las que recurriría el grueso de la población. Aquí pondrán en juego su propio sistema de valores y códigos propios.
Valores y códigos que no son compartidos por el resto de los individuos. De ahí la perplejidad ante el accionar de estos seres. Cualquier persona que se interponga en su camino hacia la consecución de su objetivo final, será barrida del medio como una cosa.
Al accionar así no sienten culpa, porque ellos están actuando según sus propios códigos interiores. ¿Se entiende? Ellos trazan un objetivo y van tras él, si en el trayecto se interpone una persona (cosa para ellos) la barren sin sentir que están haciendo algo mal. Según su código propio está accionando bien, ellos van por su objetivo.
A la mayoría de las personas las frena el remordimiento, la culpa, el reproche. A ellos no. Todo vale si se trata de satisfacer sus necesidades.
Es importante aclarar que el psicópata nace psicópata y muere así. No es una enfermedad, es una forma distinta de ser en el mundo. Por lo tanto, como no es una enfermedad no hay nada que curar. Como es una forma de ser, tampoco van a cambiar. Son siempre igual a sí mismos.
Dijimos que el psicópata tiene necesidades especiales, otra característica que poseen es la falta de ese mundo emocional que todos habitamos, ellos no tienen emociones, las actúan. Observan el comportamiento de los demás e imitan las emociones, por eso cuando dan un abrazo por ejemplo, no se ve natural, es como si fuera un abrazo sobreactuado, un tanto artificial, carece de la espontaneidad y entrega de la que goza un caluroso abrazo. La falta de emociones, la ausencia de empatía, entendida como la imposibilidad de poder ponerse en la piel del otro, de resonar con las emociones ajenas, de sentir el dolor o la alegría de los demás, los convierte en seres incapaces de amar a alguien. Si pensamos en el rol de padre por ejemplo, vemos que el mismo tiene que ver con la función de cuidado, protección, amparo, dedicación, que se brinda a los hijos de manera desinteresada, en el caso de estos seres, nada se hace de forma genuina e incondicional.
Ellos invierten en sus hijos, por ejemplo y no dudaran en pasarles la factura de todo lo que han invertido cuando lo crean necesario. Esto no quita que puedan mostrarse (actuar) frente a los demás como padres abnegados que aman a sus hijos, pero es solo una fachada. Son bifrontes, esto quiere decir que muestran una cara en su círculo íntimo, familiar y otra para el exterior.
No quieren a nadie. No quieren a sus hijos, a su pareja, a su familia a nadie. Como son grandes actores esto pasa desapercibido para la mayoría de nosotros. Los psicópatas van por la vida vestidos de persona.
Otra característica es la cosificación, esto explica las relaciones utilitarias que establecen con los demás individuos, es decir le quitan al otro la entidad, el valor de sujeto. De ahí, la facilidad de poder manipular y manejar a las “personas”. Para ellos las personas son cosas, establecen relaciones utilitarias con quienes se relacionan. Es como si todo el tiempo se preguntaran: ¿”fulanito para que me puede servir”? Y entonces, si consideran que alguien les puede servir para algo, para algún fin, invierten en esa persona. Una vez conseguido lo que querían ya no les importa más esa persona y sin ningún tipo de miramientos se olvidan de la misma. Como nosotros podemos deshacernos de un martillo luego de que este nos sirvió para clavar un clavo. Esta característica es fundamental para poder reconocerlos. Tarea, de hecho, nada sencilla.
Las armas de las que se valen para relacionarse con los demás suelen ser: la seducción, la mentira (mentira psicopática) mienten con el cuerpo, la manipulación, el chantaje emocional.
Detectar a un psicópata desde ya no es una tarea sencilla, pero la buena noticia es que la gran mayoría de los individuos cuando el psicópata empieza a mostrar “sus garras”, a ese lobo feroz camuflado bajo el traje de persona, salen corriendo como quien vio a un fantasma. Sin embargo hay quienes no huyen, son quienes quedan fascinados por ese comportamiento raro, extraño, incomprensible y entonces siguen su relación con este ser atípico, quien para aquel entonces ya ha captado las necesidades interiores, profundas de quien será su complementario/a.
¿A quién llamamos complementario/a?
La complementaria/o es aquella persona que puede convivir con un psicópata. Como dijimos, la mujer común al observar el comportamiento extraño de este señor sale corriendo, pero la complementaria se queda en esta relación y es así como empieza a formar parte de este circuito psicopático.
Un común denominador en las complementarias suele ser la tendencia a encontrar aburrido al hombre común, la previsibilidad del varón corriente la aburre y como el psicópata es de todo menos aburrido y además imprevisible, desde los primeros encuentros siente una gran fascinación por este hombre atípico, extraño en su accionar.
Decimos que es complementaria/o y no victima porque no se vincula con el psicópata de forma involuntaria. Es una relación consensuada. Diferente es el caso de aquella persona que es sorprendida por uno de estos seres y en contra de su voluntad es maniatada, violada, asesinada, etc. En este último caso hablamos de víctima de un acto cruel psicopático. De lo contrario hablamos de relación psicópata y complementario/a.
Estas relaciones entre psicópatas y complementarias/os pueden extenderse por décadas y más también. Lamentablemente no hay nada que se pueda hacer para ayudar a la complementaria/o a menos que ella pida ayuda. El pedido de ayuda suele venir cuando las complementarias/os están agotadas, debilitadas física y mentalmente. Consumidas por estos depredadores emocionales. Cuando son la sombra de lo que eran, con un concepto y valor se sí mismas devaluadisimo como consecuencia del lugar de objeto al que fueron posicionadas por estos seres, se asoma la posibilidad de solicitar ayuda.
En otros casos es el psicópata quien abandona a su complementaria/o. Sea cual sea el caso, el desenganche de la complementaria/o con el psicópata es complejo. Más allá de todas las características negativas de este tipo de vínculos que todos desde afuera podemos observar, los complementarios extrañan a su psicópata y esto se debe al goce secreto de esa relación que solo ellos pueden llegar a entender. Este goce no tiene que ver con lo sexual.
Siempre se puede salir de estas relaciones tormentosas y poquito a poquito empezar a reconstituirse como la persona que se era antes de formar parte de este vínculo.
Ante la sospecha de estar viviendo con un/a psicópata o para informarte acerca de este tema puedes consultar la página del Dr. Hugo Marietan.
Hasta el próximo posti y recuerda que aunque por momentos parezca imposible…siempre hay un camino.
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