Parejas tormentosas
Como evitar el síndrome de la rana hervida
Hoy reflexionamos sobre las relaciones de pareja problematicas, sobre aquellos vínculos afectivos que nos generan sufrimiento y aun así seguimos formando parte de los mismos, sin darnos cuenta de que la solución está en salir corriendo.
¿Conoces el síndrome de la rana hervida? Esta metáfora sustentada en una ley física se la debemos a Oliver Clerc, docente, conferencista y escritor franco-suizo.
De acuerdo a esta analogía si introducimos en una olla con agua hirviendo una rana, esta intentara por todos sus medios saltar, pero si la introducimos en una cazuela con agua fría y gradualmente vamos subiendo la temperatura del agua, la rana ira ajustando su temperatura corporal a la del agua, y una vez alcanzado el punto de ebullición la rana procurara saltar al sentir la incomodidad de la quemazón pero lamentablemente para ese entonces ya no tendrá más energía porque la misma se habrá consumido en el proceso de adaptación al aumento de la temperatura del agua. La rana sin energía ni fuerzas termina quemada.
Todos tenemos un poco de esta rana, quien en algún momento no se adaptó, léase “aguanto” alguna situación desagradable que le generaba sufrimiento. El problema empieza cuando el malestar (generado por un estímulo externo, malos tratos por ejemplo) se intensifica gradualmente, y es justamente ese “poquito a poquito” lo que hace que pase inadvertido.
Esta metáfora refleja maravillosamente la importancia de salir a tiempo cuando nos encontramos en una relación donde hay malos tratos.
Muchas veces en una relación de pareja la violencia empieza a hacer su aparición de manera gradual, silenciosa, sigilosa.
Por lo general es en este primer momento cuando las conductas de desamor y maltrato pasan inadvertidas para quien forma parte de este vínculo, y a la vez son mal interpretadas como una muestra de cariño y amor: “Esa falda está muy corta”, “Otra vez con tu familia”, “Sabes que no me gusta que quedes con tus amigas/os”, estos comentarios se leen como expresiones de amor cuando de ninguna manera lo son. El amor no es un carcelero, es todo lo contrario, el amor pleno te hace un ser libre, libre para “ser tú mismo” junto a otro ser que goza de ser el mismo al igual que tú. En esta etapa el gua esta fría, pero el fuego encendido.
Las señales de alerta no se leen porque no llegan a la conciencia y esto favorece el incremento de las conductas denigrantes, humillantes y la escalada de violencia y maltrato ya está en marcha y decidida a seguir. La temperatura del agua va en aumento.
¿Qué hacer para no terminar quemado en una relación violenta?
En primer lugar, es imprescindible tomar conciencia, darnos cuenta que estamos en una relación nociva de la que debemos salir para salvarnos. Para tal fin debemos conectar con nuestras emociones. ¿Por qué? Porque nuestras emociones son el camino directo a nuestro interior.
¿Cómo conectamos con nuestras emociones? Sintiéndolas, dejándolas fluir, reconociéndolas e identificándolas. Si tu pareja hace un comentario que te lastima, la idea es que conectes con ese malestar, aceptando lo que estas sintiendo, sin racionalizarlo: “seguramente dijo eso porque tal o cual cosa”. Ese malestar te está diciendo algo, pues hay que escucharlo. Ese malestar podría estar indicando que el agua empieza a calentarse lentamente. Nadie nos enseña la importancia de habitar nuestro propio cuerpo con todo su mundo emocional. Tenemos que entrenarnos.
En segundo lugar, observar cómo se comporta nuestra pareja con nosotros. Y este observar muchas veces te puede mostrar cosas que preferirías no ver. En ocasiones “observar” puede ser doloroso, es entonces cuando se prefiere poner la atención en lo que el otro dice y de esa manera basta un “no volverá a suceder”, “voy a cambiar”, para seguir enredado y apostando a una relación de la que deberías huir. Por mucho que intentes no ver, esto no ayudara a que el fuego se apague. El agua sigue subiendo la temperatura.
Siento darte una mala noticia, pero en el amor lo bueno no tapa lo malo. Si te humillo, te denigro, no importa lo “bien” que pueda comportarse después. El daño ya está hecho y para estas heridas no tenemos un quitaheridas como podemos comprar un quitamanchas.
En tercer lugar, revisar la valía personal, la opinión que tienes de ti mismo/a. Si te quieres de verdad, te gustas a ti mismo, te consideras, te respetas y te tratas con amor nadie que te brinde un trato distinto tendrá posibilidades de entrar en tu vida.
Una preciosa frase de Pablo Neruda: “Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida” refleja fielmente una de las bondades del amor sano, que tiene que ver con ayudarnos a darle un sentido a la vida, a transitarla en plenitud. A diferencia de esto, el maltrato en una relación nos arrastra hacia la más oscura existencia. Al maltrato tolerancia cero.
Hasta el próximo posti (frecuencia semanal) y recuerda la importancia de salir a tiempo de una relación tempestuosa para no terminar como la rana, quemada.
¿Conoces a alguien que esté en una relación violenta? ¿Qué te parece compartirle este posti?
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