Cuando muere tu mascota, se muere una parte de ti
agosto 27, 2018
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Se murió mi perro y me duele el alma. Y qué?

Despedirnos de nuestros amigos peludos es sin lugar a duda una experiencia muy triste que debemos transitar en la vida si los elegimos como compañeros. La muerte de estos incondicionales camaradas nos deja hundidos como el Titanic. Si, hundidos en un océano de dolor.
¿Y porque no iba a ser así?

Si el amor sano, genuino, libre, que nos hace bien, ese vínculo afectivo que se teje entre diferentes seres no es distinto cuando se da entre una persona y un animal. El amor va más allá de esta distinción, el amor no hace estos miramientos, el amor es entrega.
Las diferencias las marcamos nosotros desde nuestros prejuicios, en comentarios del tipo: “Tampoco es para tanto…es solo un perro”, “Conseguís otro perrito y listo”, “No es para hacer un drama, era un perro”.

Si alguien no entiende lo profundo que puede llegar a ser el amor que se generó entre tú y tu mascota, es porque no todos han experimentado este tipo de vivencias, y no hay nada de malo en eso tampoco, la idea es siempre tratar de ver que nos pasa a nosotros y cómo podemos afrontar esa situación de la mejor manera posible y con nuestros propios recursos. Lo importante es que sepas que esto que te pasa a ti le pasa a mucha gente cuando su mascota muere, esto no significa ni estar loco, ni tener algún trastorno, muy por el contrario, este vacío y esta desazón son el precio que pagamos por esos inolvidables y únicos momentos que nos regaló nuestro amigo peludo.

Se murió mi perro y me duele al alma. ¿Y que?

La intensidad del dolor que sentimos es proporcional al significado que nuestra mascota tenia para nosotros, es decir al sentido que esa relación tenía en nuestra vida, ese sentido y significado se lo atribuimos nosotros y va a variar de persona a persona, esto nos ayuda a entender porque no a todos nos pasa lo mismo, porque lo que significaba tu mascota para ti, puede que no coincida con lo que significa para otra persona tener un animalito en casa.

¿Qué hacer cuando el dolor nos inunda?

Frente al dolor y en los momentos más agudos no debemos resistirnos. Al dolor hay que transitarlo, sentirlo, dejar que nos atraviese, sin bloquearlo ni asustarnos creyendo que podemos quedarnos a vivir en él. Hay momentos en la vida en que nos toca estar dolidos, abatidos, rotos. No es pecado sentirse así, ni debemos disculparnos con nadie, lo mejor que podemos hacer es darnos permiso y tiempo para sentirnos tristes, sin interrumpir el llanto, sin hacerle caso a la presión que muchas veces desde el afuera nos empuja a sentirnos bien. Y recuerda que poquito a poquito el dolor será menos intenso y que desde ese lugar de tu corazón donde ahora habita tu amigo peludo nada ni nadie te lo podrá arrebatar.

Hasta el próximo posti y recuerda darte tiempo para estar triste cuando te sientas asi.

Puedes visitar mi canal de YouTube Betina Speroni.

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