Si te hace sufrir es otra cosa, pero no amor
El amor de pareja no es incondicional hay reciprocidad
El amor sano nos hace bien y nos ayuda a ser mejores personas. El amor y el “ser libres” van de la mano. Cuando digo ser libres me refiero a no dejar de ser nosotros mismos, por supuesto que este “ser libres” no tiene nada que ver con el hacer lo que se me da la gana.
Un buen amor no es “incondicional” amar sin condiciones es amar sin esperar nada a cambio, es dar por el solo placer de dar. Se imaginan una pareja donde uno de los miembros da amor y no espera que el otro lo trate amorosamente, donde uno da fidelidad y no espera lo mismo del otro, donde uno escucha y apoya a la pareja sin esperar algo similar. El amor incondicional se da entre padres e hijos, pero en una pareja hay reciprocidad. Te quiero y quiero sentirme querida como condición para seguir queriéndote, y es en ese dar y recibir como se va construyendo una relación de dos que siempre va a seguir siendo de dos, de dos personas con historias y vidas diferentes que se eligen para caminar juntas por la vida.
¿Hay alguna manera de saber si a través del tiempo el otro seguirá con ganas de acercar su alma a la nuestra?
Tengo una mala noticia, y es que no hay manera alguna de saber que sucederá en cada historia de amor o desamor. El amor no sabe de certezas ni garantías. Lo único cierto es lo que siento en este momento. ¿Cómo saber lo que voy a sentir más adelante? El gran reto de la vida en pareja es aprender a vivir con esa dulce incertidumbre. Claro que a veces tendemos a acallar esa falta de certezas en frases como….”te querré toda la vida” “nuestro amor es para siempre” “el amor verdadero nunca muere” … jugar con estas frases está bien, el problema está cuando las creemos.
El amor es un sentimiento noble, que nos hace bien, cuando nos genera sufrimiento ya no es amor. Tampoco vamos a creer que el amor es un cuento de hadas donde solo reina la alegría y que por el solo hecho de amar y sentirnos amados se nos ha resuelto la vida. En toda pareja hay desencuentros y contratiempos y en algún momento el otro puede hacer o decir algo que nos duela, pero el sufrimiento es otra cosa. El sufrimiento se instala cuando después de haberle planteado a mi pareja que tal comportamiento o actitud me han dolido, el otro sigue como si nada, sin dar señales de intentar un cambio. Si no nos sentimos correspondidos, si la otra persona solo da migajas de su tiempo, si no hay un proyecto de dos un “nosotros”, si no compartimos o dejamos de compartir intereses en común, si es solo uno el que sigue adelante con la relación y el otro mira para otro lado, si te humilla, te desvaloriza, si el trato se va volviendo más deshumanizado, si hace uso de la violencia física, si te considera una “posesión” más dentro de sus pertenecías, si te aísla de tus amistades, de tu familia y no propicia tu desarrollo personal. NO ES AMOR. Hay que huir despavoridos.
Este salir corriendo de la relación que puede parecer una obviedad para alguien que no haya formado parte de un vínculo con estas características, es todo un reto para aquel que aun recibiendo este mal trato se queda porque siente que a pesar de todo “ama” a su pareja, y además está anclado en la esperanza de que el otro puede cambiar.
El primer paso para sanarse es darse cuenta de que hay algo en esta relación que no está bien. Entender que el amor no tiene que ver ni con el sufrimiento ni con el miedo ni con la tensión.
Te comparto una frase de Alie Wielsen: “Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo”, porque considero que refleja muy bien como el silencio y la pasividad de quien permanece en una relación donde lo maltratan, sin darse cuenta esta intensificando el problema.
“Dame alas para volar y motivos para quedarme”.
Si te cortan las alas y el único motivo que encuentras para quedarte es el sentir que a pesar de todo lo/a amas, tal vez te ayude el entender que el maltrato que recibes no se diluye con un “te quiero”. Piensa en ti y huye.
Hasta el próximo posti y recuerda que no importa lo difícil que parezca, siempre hay un camino.
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