“No dejar morir el pasado”. “La duda perturbadora”
Todos sabemos que no podemos cambiar el pasado, sin embargo, y estratégicamente pensando, a veces, no tenemos tan claro qué podemos hacer para mantenerlo vivo, y es exactamente eso lo que terminamos haciendo. No dejamos morir el pasado.
En este posti te invito a reflexionar en los daños que muchas veces suele causar, tanto en la persona como en la relación de pareja, el no dejar morir algo que ya murió.
Frente al pasado sexual de nuestra pareja lo primero que deberíamos preguntarnos es para qué quiero saber acerca del mismo. Querer saber por querer saber. No es una respuesta válida. Es como decir que queremos saber la verdad del pasado sexual de nuestra pareja. ¿Qué verdad?. Muchas veces, es la búsqueda de esa “verdad” la que activa una pregunta, que suscita una respuesta, y entonces otra pregunta, y una nueva respuesta y sin darme cuenta caigo en mi laberinto mental. Laberinto que nos atormenta y nos asfixia.
“La racionalidad pura asfixia. La creatividad pura es locura”.
En este punto es oportuno recordar que no podemos intervenir ni sobre el pasado, ni sobre el futuro. Solo podemos intervenir, o introducir un cambio en el presente.
El pasado sexual de mi pareja es un hecho. Para un hecho no hay una solución. Frente al hecho de que todos nos vamos a morir no hay ninguna solución. Ante el hecho de nuestra propia muerte nos cabe la aceptación. Las soluciones necesitan un problema.
Si el pasado sexual de mi pareja es un problema para mí, entonces la solución tal vez no sea el preguntarme si disfrutaba más con sus ex, sino el preguntarme qué hago yo en esta relación.
Porque como todos sabemos no hay nada que podamos hacer para modificar la anterior vida sexual de nuestra pareja. Esa vida sexual forma parte de su pasado, que como tal es inmodificable. Como lo es nuestro propio pasado sexual.
Diferenciar entre buenas y malas preguntas, es un punto clave para no entrar en ese torbellino mental.
¿Disfrutaba de su vida sexual anterior, no disfrutaba, disfrutaba mucho, poquito o nada? Estas preguntas nos van introduciendo en un laberinto mental que nos agota y nos llena de inseguridad. Para estas preguntas no hay una respuesta definitiva.
Las respuestas son relativas, e inducen a nuevas preguntas. Lo mismo sucede cuando empezamos a responder a los Y SI. ¿ Y si disfrutaba más con su ex?, ¿Y si le gustaba más su sexualidad anterior?, ¿Y si yo no estoy a la altura de su experiencia?, ¿Y si conmigo finge?, ¿Y si tuvo más amantes de los que me dice?. Las preguntas parecen no agotarse, y el laberinto que construimos es cada vez mayor, y la salida del mismo se empieza a complicar.
Lo mismo ocurre cuando respondemos a los por qué. ¿Por qué habrá hecho tal cosa?. ¿Por qué no dijo que no?, ¿Por qué dijo que si?, ¿Por qué no se arrepiente?.
Cuando la pregunta es mala, la respuesta también es mala. De una mala pregunta no puede nacer una buena respuesta. Y una mala respuesta sienta las bases para una nueva y mala pregunta, y así se crean las condiciones para una lluvia de preguntas y respuestas, que no alcanzan ninguna verdad y son un verdadero martirio.
Siguiendo con el tema de las preguntas, es importante que observemos la facilidad con la que muchas veces, respondemos a malas preguntas, sin cuestionarnos por ejemplo, ¿En qué podría ayudarme tanto a mí como a la relación dicha información?. Alguien podría pensar que de esa manera puede conocer un poco más a su pareja. Cuidado con las psicotrampas.
¿Qué creo que puede sumar a la relación el saber lo que sucedía entre mi pareja y una persona que no era yo?.
Lo que sucedía entre mi pareja y sus ex responde a lo que se generaba en esas otras relaciones. Esa información habla de esos otros vínculos. Habla de como vivía mi pareja su sexualidad en ese otro momento de su vida. ¿Qué puede aportar a nuestra relación actual, el saber lo que pasaba en esas relaciones anteriores?.
Vamos a un ejemplo, imaginemos que nuestra pareja nos habla de su anterior, libre y desprejuiciada, y sin tabúes vida sexual en la cual se permitió probar diferentes prácticas, y sin renegar de lo vivido, ahora prefiere, decide y se siente a gusto en una pareja convencional. ¿Qué significa esto?. Significa que hoy decide tener otro tipo de relación y otra manera de vivir su sexualidad. Esto no es ni bueno ni malo, es lo que le pasa.
Si ante este hipotético caso, yo me empiezo a enredar en pensamientos como por ejemplo, “Antes de conocerme su sexualidad era más placentera”. “Conmigo se debe aburrir”. “Seguro con los anteriores disfrutaba más”. La atención que ponemos a estos pensamientos crea más de estos pensamientos. Lo mismos que pasa con las preguntas.
Esta cataratas de pensamientos, preguntas y respuestas en vez de traer calma, trae desasosiego.
¿Cómo no caer o salir del laberinto mental? Bloqueando la respuesta. La respuesta mala es el nutriente de una mala pregunta. No respondemos. Respiramos y ponemos la atención en lo que estamos haciendo. Bloqueo la respuesta. Cuando identifico la pregunta me digo a mí mismo, decido no responder porque si respondo caigo en el laberinto.
Si no logramos bloquear la respuesta podemos concedernos un tiempo en un lugar tranquilo para escribir con consciencia plena cada una de las preguntas, y las respuestas, y todas las posibilidades que vengan a nuestra mente. Escribir en un papel cada una de las preguntas y su correspondiente respuesta.
¿Cómo mantener vivo el pasado sexual de mi pareja?. ¿Cómo dejar que sus ex parejas “entren” en nuestra relación?. ¿Cómo ser más de dos metafóricamente hablando? Centrar la atención en ese pasado sexual y darle vueltas al mismo es una excelente manera de mantener con vida a los ex y a ese pasado que nada tiene que ver con el presente de la relación.
Solo podemos intervenir, o introducir un cambio en el presente.
No somos los mismos de ayer. No somos los mismos en todas las relaciones ni con todas las personas. Esto no significa que tengamos múltiples personalidades, esto significa que según la persona, según el vínculo, según el momento que estemos transitando, entre otros factores, vamos a sentir, a pensar y por ende a responder de diferente manera según las condiciones y circunstancias en las que interactuemos.
Al hacer la pregunta estoy poniendo mi atención en eso que estoy preguntando. Si pregunto es porque me interesa. Eso es lo que nuestro cerebro interpreta, por lo tanto, nos va a proponer más de ese tema.
Y así empieza a tomar forma ese bucle de pensamientos, preguntas, respuestas, y más preguntas para responder a esas dudas, y paradójicamente más dudas voy a tener, a las que intentaré calmar haciendo más preguntas. Como nos podemos imaginar el tormento está servido en bandeja de plata, y el pasado más vivo que nunca.
Como podemos observar este patrón de preguntas recurrentes, esta solución intentada fallida, mantiene el pasado de mi pareja vivo. No lo deja morir.
Hay preguntas que pueden revivirlo. Hay preguntas que pueden traer nuevamente el pasado al momento actual. La energía y la atención que ponemos en ese pasado se la estamos quitando al momento presente. Al único momento donde es posible sentir el calor de la presencia de quien amamos.
El futuro es ilusorio. El pasado terminó. Es en este efímero presente donde dos almas que se eligen pueden encontrarse.
Hasta el próximo posti, y recuerda que la manera de olvidar a alguien como propone una canción de Sabina, la podemos aplicar a los pensamientos inútiles, “La mejor manera de matar a alguien en tu corazón es dejarlo morir lentamente en tu mente, sin nombrarlo, sin llamarle, sin escribirle, sin buscarle.
Que muera poco a poco, en agonía lenta para que no reviva, si lo dejas morir abruptamente, revivirá a cada instante.
Siéntelo, llóralo, súfrelo, pero no eternamente”. Joaquín Sabina.
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