“Autoengaños en el amor”. “Las trampas del deseo”
octubre 15, 2024
0

“Cuestionar algunas creencias para amar con los ojos abiertos”

Muchas veces, el profundo deseo de que algo funcione o suceda de determinada manera, nos conduce a la creación de autoengaños. Estas trampas mentales son distorsiones cognitivas que nos hacen percibir la realidad de una manera sesgada.

¿Cuál es la función del autoengaño? ¿Para qué alguien se crearía estas trampas mentales?

Detrás de todo autoengaño hay una creencia que pese a toda la evidencia en su contra no se está pudiendo cuestionar.

Nadie se crea conscientemente un autoengaño, si alguien se dice a sí mismo, “Está claro que me miente, que nunca va a dejar a su pareja, pero juntos nos divertimos y así estoy bien en este momento de mi vida”. No se está engañando. Está viendo la realidad, y decide formar parte de esa relación que tiene esas características.

Siguiendo con este ejemplo, si la persona se dice a si misma, “Está claro que están juntos pero me quiere a mí, y en cuanto pueda se va a separar”, y así lleva esperando desde hace unos largos años de sufrimiento. Podemos pensar que hay algo que no se está pudiendo ver, que hay una creencia de base que no se está pudiendo cuestionar. La persona trabaja para desmentir toda evidencia.

Muchas veces, los amigos, familiares o colegas le aportan información a la persona para prevenirla, pero si esa información no se ajusta a la creencia de base, suele ser desmentida.

En el caso de nuestro ejemplo, la creencia podría ser, “Es la persona de mi vida, y esta relación tiene que funcionar”. En esta situación los bien intencionados consejos, o la información dada suele ser ignorada. Por supuesto que la persona no es tonta, ni quiere sufrir a propósito, lo que sucede es que su deseo se está peleando con la realidad. Y trabaja sin darse cuenta para no ver la realidad.

Todos nos creamos nuestros propios autoengaños, muchos de los cuales son funcionales. El problema surge cuando frente a toda la evidencia que nos muestra lo contrario, tenemos dificultad en objetar nuestra creencia. Retomando con nuestro ejemplo, si después de infinitas promesas la persona que está con nosotros no deja a su pareja y seguimos justificando su comportamiento, y regalando oportunidades, estamos en un problema.

La realidad se impone. El golpe con la misma es inevitable.

Los autoengaños nos enceguecen y la visión borrosa colabora en  acomodar una realidad dolorosa a nuestros deseos. En el caso de nuestro ejemplo, por mucho que me empeñe en creer que me quiere, en querer que funcione la relación, y en minimizar todo aquello que no se ajuste a mi deseo, en algún momento estaré al desnudo frente a la implacable realidad.

Así como la hierba de los muros se extiende y ramifica sobre las paredes. Nuestras creencias se extienden y ramifican en nosotros, a veces, identificándonos tanto con las mismas que no nos permitimos ni dudar ni cuestionarlas. ¿Por qué?.Porque deseamos que lo enunciado por nuestra creencia sea verdad. Porque cuando la realidad nos muestra otra cosa nos duele, nos frustra, nos enfada, y entonces terminamos peleándonos con esa realidad pero no con nuestra creencia.

Si me gustaría ser amada y valorada por esa persona a la que encuentro encantadora, me vuelvo en cierto grado un poco más vulnerable a creerle y a confiar en lo que me diga. Hasta aquí no hay ningún problema.

En todo caso, estamos frente al riesgo inevitable que conlleva el inicio de cualquier relación.

¿Cuándo empiezan a activarse la alarmas? Cuando mi ferviente deseo no admite otras posibilidades, cuando no hay un plan B, cuando tiene que funcionar sí o sí el plan A porque así lo deseo. Entonces si me miente me digo que todos son unos mentirosos y que no es para tanto, si nunca tiene tiempo para mí lo justifico porque trabaja muchísimo. Siguiendo esta línea justifico sus descalificaciones, sus ausencias, sus desplantes. ¿Por qué?, “Porque es la persona para mí. Porque el amor no es fácil. Porque tiene miedo al compromiso. Porque tuvo una infancia difícil. Porque necesita tiempo.

Cuando la creencia está ramificada en mí, la voy a defender a capa y espada. Como la hierba del muro, ¿se acuerdan?. Me pregunto si la hierba abraza al muro o lo asfixia.

Los autoengaños funcionales forman parte de aquellas cosas que nos ayudan a vivir mejor. Pensar que se nos da fenomenal caerle bien a la gente, aunque no sea tan así, en general no nos va a meter en un problema. Pero pensar que es imposible caerle bien a alguien es un problema serio. El mismo convencimiento de algo así crea esa misma realidad.

“La investigación más avanzada de la neurociencia muestra que el autoengaño es un proceso mental inevitable, un mecanismo que preserva nuestro equilibrio emotivo. Los autoengaños nos ayudan a gestionar la realidad, por eso no son la excepción sino la regla”. Giorgio Nardone.

Cuando nos encontremos formando parte de una relación que no nos hace bien, en la que no podemos crecer, ni seguir desarrollándonos como persona, tal vez, nos ayude hacer un repaso de aquellas creencias que aprobamos.

“Segundas oportunidades son mejores”. “En la pareja no hay secretos”, “Quien te ama siempre te dice la verdad”, “En la vida hay un solo amor”, “Fue amor a primera vista”, “Quien está enamorado no puede sentir atracción por alguien más”. “El amor todo lo puede”. “Si me quiere sabe lo que necesito”. “No me puede dejar porque lo amo”. “La vida me ha regalado esta relación y tiene que funcionar”.

Que hayamos creído en algo durante mucho tiempo, no significa que tengamos que seguir creyendo en eso toda la vida. Que muchas personas apoyen una idea no quiere decir que todos tengamos que apoyarla.

Identificando las creencias disfuncionales sobre las que se sustentan nuestras trampas mentales podremos desarticularlas. Esto nos ayudará a tomar mejores decisiones.

Decisiones que estén alineadas con lo que es más importante para nosotros en este momento de nuestras vidas, en vez de estar al servicio de sostener una creencia disfuncional.

Hasta el próximo posti y recuerda que por muy dolorosa que sea una realidad, siempre es mejor mirarla de frente a esquivar la mirada. 

Puedes visitar mi canal de YouTube Betina Speroni