“Las frases hechas en procesos de duelo”
“No hables a menos que puedas mejorar el silencio”. Jorge Luis Borges
Cuando alguien querido está duelando la muerte de un ser amado, sea que hablemos de una muerte física o una separación, o un divorcio, o la pérdida de un proyecto, o de cualquier cosa que sea significativa para la persona, muchas veces nos preguntamos, ¿Qué decir en este momento de tanto dolor?.
La idea de este posti es reflexionar sobre la manera de acompañar a alguien que está en un proceso de duelo, y tomar conciencia sobre la inutilidad de las frases hechas a las que como manotón de ahogado se suele recurrir como una forma de responder a la pregunta, ¿Qué decir en medio de tanto dolor?. Las frases hechas no solo no ayudan si no que dependiendo del caso, añaden sufrimiento.
El duelo es la respuesta emocional ante la pérdida de alguien o algo significativo para la persona. El duelo es un estado, no es una enfermedad. Podemos pensar al duelo como un proceso, o como un camino por el que se van atravesando distintas fases, no necesariamente de manera lineal.Si bien es cierto que las palabras tienen un poder sanador, también es cierto que no solo con palabras podemos aliviar el dolor emocional de alguien. Como también es cierto que no siempre las palabras son el mejor paliativo ante el dolor del otro.
Ante la pregunta, ¿Qué decir en un momento de mucho dolor?, ¿habrá que decir algo?, ¿de qué otra manera puedo acompañar?, ¿Cómo estar frente a alguien que sufre?.
Cuando nos sentimos mal, ¿nos calma más la palabra, o la presencia del otro, o ambas?, ¿Cómo me siento frente a la angustia del otro?, ¿puede que intente resolver mi angustia tirando de las palabras?.
¿Cómo saber si las palabras sobran?. Te invito que repasemos juntos algunas de las frases más usadas que tienden a decirse con bastante ligereza, vaya uno a saber si con el afán de aliviar el dolor del otro o con el afán de aliviar la propia angustia ante el sufrimiento del otro.
Sea como sea recordemos que estas frases no validan el sufrimiento de quien duela.Repasemos algunas frases, como por ejemplo, “Es mejor así, todo pasa para algo”. Ya sea que alguien esté dolorido por la muerte de la madre, o porque su pareja lo ha dejado, la persona en duelo siente, cree y piensa que lo mejor que hubiese pasado es que la persona o no haya muerto o no lo haya dejado. Cuando el dolor inunda, nubla la razón, no podemos pensar con claridad, en ese momento ya sea la separación o la muerte no puede venir para otra cosa que no sea el hacernos sufrir.
Por consiguiente esta frases no valida el sufrimiento del otro.
“Ahora está en un lugar mejor”. Quien duela siente que el mejor lugar estaba junto a él.
“Dios lo quiso así”. Seamos cautos antes de mencionar a Dios, o de hacer alusión a alguna religión sin antes conocer la ideas a las que adhiere la persona. Aún en los casos en los que la persona es creyente puede suceder que se encuentre enfadada con Dios, o con los médicos, o con ella misma por sentir que no ha hecho lo suficiente.
“Ahora en el cielo hay un ángel más”, “Dios elige los ángeles”. Siguiendo en la línea anterior, sin saber las creencias religiosas de la persona es mejor hacer uso del silencio, por otro lado, como decíamos, quien duela siente que el mejor lugar está junto a él y no allá lejos en el cielo.“Con todos los hombres que hay ya encontrarás alguien que te merezca”, “Hay un millón de mujeres hizo un favor en dejarte”. Tengamos en cuenta que independientemente de cómo haya sido la persona, para quien duela, no hay persona igual en el mundo. Por mucho que le digamos, y que la persona ya lo sepa, la persona a quien duela era única para él.
“Ya tendrías que estar bien”. Esta creencia transmite por un lado, la idea de que sentirse mal, triste, dolido, es negativo, y por tanto, cuanto antes se salga de dicho estado mejor. Por otro lado, habla como si habría un tiempo determinado para estar mal, a partir del cual ya estamos en un problema.
Si bien quedar detenidos en el tiempo en un estado de tristeza, desesperanza, y desolación claramente no nos va a ayudar a tener la vida que queremos tener, ni a acercarnos a quien deseamos ser, en algunos momentos vamos a tener que abrirle la puerta de nuestra vida al dolor, porque este forma parte inherente a la vida. Si le cerramos la puerta, más empujará para conseguir entrar.¿Dónde está escrito que a partir de determinado tiempo ya debemos sentirnos bien? Cada persona tiene su propio tiempo. Sospechemos cuando alguien se siente demasiado bien, o fuerte, o entero, tras la muerte o separación de alguien significativo. Porque podría estar evitando la experiencia con esa vivencia dolorosa.
Si ya pasaron varios años y la persona no logra salir adelante, pues seguramente quedó atascada en alguna de las fases del duelo, y ahí sí, es importante trabajar y valorar si la persona en algún momento ingresó en el camino del duelo, y si es así dónde pudo haber quedado detenida.
Siguiendo con las frases, “A mi amiga también se le murió el padre, y si supieras lo bien que está ahora”, o en su otra versión, “A mi amiga se le murió el padre y entró en una depresión de la que no ha logrado salir”. Nada más invalidante que comparar un dolor con otro. Mí dolor es mío. Tú dolor es tuyo. El dolor de ella es de ella. El dolor de él es el dolor de él.
Y a cada uno de nosotros nos duele como nos duele. Y hacemos con nuestro dolor lo que podemos. Pertenecemos a la misma especie, y al mismo tiempo somos diferentes unos de otros. Nada más subjetivo que la vivencia del dolor.Si estoy mal no me digas cómo tengo que sentirme.
Si estoy mal no compares mi dolor con el de nadie más.
Si estoy mal no te inquietes en buscar las palabras perfectas, me basta con que estés ahí, cerquita mío.
Si estoy mal no me recuerdes el tiempo que llevo así.
Si estoy mal prefiero el calor de un abrazo al frío de las palabras vacías.
Si estoy mal no me digas que este dolor viene a enseñarme nada, solo hay lugar para el dolor. El aprendizaje puede que venga después.
Si estoy mal no me hables de Dios puede que me encuentre enfadada con él.
Si estoy mal aprieta tu mano con la mía.
Si estoy mal deja que el silencio se quede entre nosotros.
Si estoy mal tu sola presencia me ayudará con mi dolor.
Hasta el próximo posti y citando a Mariano José de Larra, “No sé quién ha dicho que el gran talento no consiste precisamente en saber lo que se ha de decir, sino en saber lo que se ha de callar”.
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