“Cuando alguien decide divorciarse”
julio 13, 2023
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“Las decisiones son las bisagras del destino”. Edwin Markham

La falta de amor es inapelable. Todos sabemos que hay decisiones que son más difíciles de tomar que otras, y decidir salirnos de una relación sentimental, ya sea que hayamos estado casados, o en convivencia, o saliendo juntos viviendo en casas separadas, por lo general, no es fácil, y más aún cuando hay hijos.

En este posti te invito a reflexionar sobre los rodeos y vueltas que muchas veces se dan a la hora de comunicarle al otro que ya no queremos seguir formando parte de esa relación amorosa, sin darnos cuenta que la falta de firmeza y claridad invita a la otra parte a apelar una y otra vez dicha decisión.

Para empezar es importante tener en cuenta que independientemente de si tomamos o no la decisión de separarnos, la terminación de una relación no puede no doler. Con esto no estamos diciendo, que una de las partes, generalmente la que tomó la decisión, ya sea “ayudada” por la aparición de otra persona en su vida, o porque ya no le encontraba sentido a la relación, pueda quedar  en mejores condiciones emocionalmente hablando, es decir, más entera, como un poco más fortalecida para afrontar la disolución del vínculo.

Comunicar que nos queremos divorciar

La persona que todavía está dispuesta a darle una vuelta más a la relación, y quien hasta puede sentirse sorprendida frente a esta decisión de su pareja, es quien suele pedir nuevas oportunidades, y embarcarse en un sinfín de promesas que muchas veces llegan tarde. ¿Por qué? porque cuando uno de los dos decidió que ya no quiere seguir en la relación, ya no hay relación.

“La decisión es un riesgo arraigado en el coraje de ser libres.” Paul Tillich.

Sin embargo, algo que frecuentemente observo en consulta es que muchas parejas entran en una especie de interminables intentos de querer separarse, y no hacerlo, y de atascarse en esa terminación que parece no llegar nunca, y no llega porque quien ya ha tomado la decisión de querer separarse no lo dice abiertamente, o por lo menos no comunica clara y firmemente que ya no quiere seguir al lado del otro.

Es aquí donde empiezan los rodeos, las ambiguedades, el decir y desdecirse, el decir a medias, y esta comunicación ambigua e imprecisa alimenta las esperanzas de quien está dispuesto a seguir apostando por la relación.Cuando ya no nos quieren como pareja

Tengamos en cuenta que quien quiere seguir en la relación, está deseoso de agarrarse a cualquier cosa con tal de mantener encendida la vela de la esperanza. Y paradójicamente quien enciende la vela es quien ya no quiere formar parte de ese vínculo.

¿Cómo salir de esta espiral? Como siempre digo, tendremos que salir por donde hemos entrado, y en este caso lo que allana el camino de entrada es la ambiguedad, la falta de claridad y firmeza al momento de decirle al otro que ya no quiere seguir en la relación porque ha dejado de quererlo como pareja.

“El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónde va”.  Antoine de Saint-Exupéry.

Muchas veces el deseo de querer divorciarse le llega a la otra parte envuelto en justificaciones, como por ejemplo, “Si no hubieses hecho tal cosa, o tal otra”, “Me he cansado de ser siempre quien tenga que lidiar con esto o con lo otro”, “Llevo mucho tiempo pidiéndote que hagas o que dejes de hacer x cosa”. Y frente a tales reclamos y reproches la otra parte como si se encontrara ante la sentencia en un juicio, apela.

Cómo decirte que me quiero separar

Y como todo es apelable menos la firme decisión de ya no encontrarle sentido a la relación, el interminable y agotador juego de las promesas comienza. “¿Y si nos hacemos una escapadita juntos?”, “¿Si probamos con terapia de pareja?”, “¿Si tenemos sexo más seguido?”, “¿Si dejamos un finde a los chicos con los abuelos?”. Y si bien estas propuestas podrían ser útiles en otro tipo de relación, llegan tarde cuando alguien ya ha decidido que no quiere seguir estando donde está.

En estos casos es necesario ser honestos, claros, firmes y precisos, como decíamos anteriormente, para evitar que la otra parte construya castillos en el aire. Transmitir de manera firme, clara y concisa la decisión de separarse, cuando la persona así lo desea, a diferencia de lo que puede parecer, puede convertirse en una tarea titánica.

En este punto no son pocos los que se frenan, y en un intento de querer ahorrarles un dolor al otro, sin darse cuenta lo terminan intensificando, porque alargan, y patean para más adelante una ruptura inevitable. Una terminación que no tiene vuelta atrás. Un final que tarde o temprano deberán afrontar, porque ya está escrito.

Me quiero divorciar y mi pareja no

Porque de a poco entre ambos lo fueron escribiendo, y si bien los finales pueden cambiar, en el momento en que alguien deja de encontrarle sentido a la relación, o esta pasa a hacer un lugar de sufrimiento, le pone un punto final a la historia. Y este punto final es inapelable.

Porque no alcanza con que uno solo quiera seguir en la relación para que la misma se sostenga, desde el momento en que uno decide bajarse de la relación, ya no hay relación.

“Sólo tu puedes ser el juez final en la determinación de lo que es correcto para ti .” Leo Buscaglia.

Que alguien deje de querernos debería ser un motivo más que suficiente para empezar a desenamorarnos. Digo empezar a desenamorarnos, sabiendo que esto no es algo que va a suceder en un pestañear de ojos, porque es un proceso y como todo proceso implica un tiempo.

El divorcio comienza cuando se lo comunicamos a nuestra pareja

¿Por qué digo empezar a desenamorarnos? para marcar la diferencia entre  asumir, aceptar y respetar que ya no me quiere como compañero de vida, y entonces emprender  el doloroso camino de la retirada, versus el empezar a conquistar al otro, y ver de qué manera puede seguir a mi lado, o elegirme una vez más, o darme una nueva oportunidad. Es decir, en este último caso, pelearme con la realidad y forcejear con la misma para que se adapte a lo que yo deseo.

Asumir que quien era nuestra pareja, y con quien habíamos construido un vínculo afectivo, un proyecto de vida, una parte de nuestro camino, con quien habíamos compartido ilusiones, dolores y memorias, ya no quiere seguir a nuestro lado, por el motivo que sea, no puede no dolernos, pero tampoco podemos condenar a nadie a seguir a nuestro lado cuando ya no lo desea.

Cuando alguien deja de querernos no podemos hacer nada. Como tampoco nosotros nos podemos convertir en rehenes de alguien a quien dejamos de querer.

Si no me quieres me voy

Lo mejor que podemos hacer cuando dejan de amarnos es aceptar sin resistencias la decisión del otro.

Nada se parece tanto a la muerte como el desamor. La persona que nos deja de amar nos saca de ese lugar que ocupábamos en su vida. ¿Cómo no nos va a desestabilizar emocionalmente?. Es un sacudón. Un temblor que nos recorre, y a partir del cual la persona puede empezar a reconstruir una vida diferente, en la cual sentirse mejor, y más dueño de la misma, independientemente de si ha tomado la decisión o no.

Cada decisión nos enfrenta con una renuncia. No existe la decisión perfecta. En cada decisión hay algo que preferimos por sobre las demás opciones, y al mismo tiempo algo a lo que tenemos que renunciar.

Si la decisión fue reflexionada y no ha sido tomada desde una emoción intensa, lo que se decida estará bien. En ese caso, cuando miremos hacia atrás nos podremos decir que hemos tomado la mejor decisión que en ese momento y de acuerdo a nuestras circunstancia pudimos tomar.

Divorcio. transmitir la decision con firmeza y claridad

Volviendo a nuestro tema para cerrar este posti, tengamos presente que una vez tomada la decisión de separarnos, es importante ser firmes, claros y precisos, al momento de transmitírselo al otro.

Cuanto más claro lo tengamos para nosotros, con más claridad lo transmitiremos.

Hasta el próximo posti y recuerda que es en los momentos de decisión cuando se forma nuestro destino.

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Podcast Psicología Betina A. Speroni.