“Nadie cuando ve el mal, lo elige, sino que queda cautivo de él, seducido, como por un bien en relación a un mal aún mayor”. Epicuro
Afrontar el final de una relación sentimental es algo doloroso, sin embargo, la separación con un/a psicópata cotidiano es mucho más difícil y devastador.
Lo expuesto en estas líneas sigue el lineamiento teórico del Dr. Hugo Marietán, médico psiquiatra y especialista en psicópatas cotidianos desde hace más de 20 años.
La idea de este posti es reflexionar sobre el proceso de separación con un atípico, sobre el desgarro que siente la complementaria y cómo a pesar del alivio inicial, echa de menos a un ser junto a quien sufría y se marchitaba lentamente.
Recordemos que por complementaria/o nos referimos a aquellas personas que pueden forman pareja o convivir con un psicópata cotidiano. Decimos que pueden estar al lado de alguien así porque no cualquier persona puede tolerar la tensión que estos seres generan.
Asimismo es importante señalar que ninguna persona elige estar en pareja con un psicópata. La complementaria siente que encontró a su hombre ideal, distinto a los demás, que está con alguien que la escucha y que la hace sentir especial.
Y no se equivoca, está con alguien que es distinto.
La persona común ante las primeras señales de alerta, es decir, cuando el psicópata empieza a mostrar su lado de lobo feroz, sale huyendo, en vez la complementaria se queda, no se va, como en un estado de encandilamiento, entre fascinada e incrédula por lo que tiene frente a ella.
Hay que tener en cuenta que el psicópata no muestra los colmillos al inicio de la relación, se toma su tiempo. Al comienzo le regala una luna de miel, la hace sentir especial.
Una característica de estos seres es que escuchan a su pareja, pero no desde un interés genuino hacia la otra persona y en pos de conocer más acerca de la misma, sino para obtener información sobre la otra persona, y luego usar dicha información para lo que a ellos les convenga. Por ejemplo, si la pareja entre muchas otras cosas le ha comentado que ha leído un libro y le ha gustado, recordará el nombre del libro para regalárselo en un gesto de galantería y seducción.
A diferencia del hombre común que después de llegado un tiempo de escuchar el casi monólogo de su pareja, “desconecta” porque tantas palabras lo abruman, y aburren, el psicópata cotidiano se toma su tiempo para escuchar y obtener información que usará según su conveniencia.
Y así poco a poco va captando las necesidades y la vulnerabilidad de su pareja. Todo esto de una manera muy sutil, con el único fin de ejercer cada vez mayor control sobre la misma. Hasta llegar a implantar sus propios valores, por sobre los que la complementaria tenía.
Muchas de ellas dicen, “llegué a hacer cosas que nunca hubiera imaginado”. Es decir, que no se correspondían con sus valores.
Como bien señala el Dr. Hugo Marietán la frase que sigue resume el objetivo a lograr, por el psicópata, sobre la mente de la complementaria. La frase:
“Debes dedicarte por completo al Rey, tu esposo. Sólo a él puedes confiar tus sentimientos, tus anhelos, tus planes y todos tus pensamientos; en la irreflexión se dejan escapar secretos, en la amistad se comunican con plena confianza, en el amor, en el verdadero amor, se transmiten inconscientemente. Pero no intentes nunca penetrar el velo que cubre los secretos de Estado; el mando no desea compañía…
Responde a las expectativas del Rey con toda la solicitud de que seas capaz. Sólo debes pensar como él, sólo debes sentir la alegría y la pena que le aflijan a él, no debes tener otro anhelo que agradarle a él, ningún otro placer que obedecerle a él, ningún otro interés que no sea merecer su tierno amor. Debes, así, renunciar a tus propios estados de ánimos o inclinaciones; tu alma debe perderse por completo en la suya”.
Palabras de Rey Estanislao Leczinki (1682-1766) de Polonia (destronado) a su hija Marie Leczinka (1703-1768) recién casada por poder con el Rey de Francia Luis XV en agosto 1725. Fue Reina de Francia.
Darnos cuenta del grado de sumisión al que llega la complementaria hacia su psicópata, nos ayuda a entender lo difícil y tortuoso que es para ella aprender a vivir sin este ser sobre quien giraba su vida. Alguien que le “decía” ordenaba qué hacer y qué no hacer, con quienes reunirse y con quienes no.
Sin olvidar que todo esto va acompañado de descalificaciones sutiles, “no te quedó bien la comida”, “eso que llevas puesto no te sienta muy bien”, y ya con los colmillos más afilados, y con la mayor sumisión de la complementaria, “me estoy enamorando de otra persona”. Y este último comentario no como anunciando el final de la relación, sino como un acto de crueldad, porque muchas veces la idea es seguir con su pareja, aun estando “enamorado” de otra mujer.
Escribo enamorado entre comillas porque estos atípicos no quieren a nadie. Solo se aman a ellos mismos. Se sienten superiores a las demás personas “cosas”.
Una complementaria me comentaba cómo su pareja haciendo uso de diferentes mentiras de un modo muy convincente, recordemos que el psicópata miente con el cuerpo, y mejor que muchos actores de la alfombra roja, la convenció para llevar unos días a una “amiga” de él a la casa familiar donde convivían con los hijos, para después confesarle que se estaba enamorando de dicha mujer.
La complementaria está anclada a su psicópata, toda su energía está puesta en él, que si viene, que si no viene, que cómo va a venir, que con qué se va a salir, su vida gira en torno a este sol negro, por lo cual, tras la separación del mismo, siente junto a un primer alivio y mayor libertad, un inmenso vacío y desolación. Una parte de ella sabe que no tiene que reincidir con este ser, porque al lado del mismo se marchita, sufre, enferma y demás, pero hay otra parte en ella, la esclava psíquica, que lo echa de menos, y quiere volver con él.
Esta ambivalencia hace difícil el contacto cero. Cuanto mayor haya sido el tiempo junto al psicópata más arduo será el trabajo de reconstitución personal. Mayores serán las secuelas tanto psíquicas, como físicas porque en muchos casos llegan a enfermarse.
La ruptura con un psicópata no tiene nada que ver a la ruptura con un hombre común. Esto vale para ambos sexos. El psicópata descarta, no olvidemos que hace uso de la cosificación, por lo tanto, cuando por el motivo que sea, ya no le sirva estar más con esa persona “cosa” sin ningún tipo de remordimiento y culpa la barre de su vida. Las relaciones que establece son utilitarias.
No siente culpa hacia los actos psicopáticos, porque los mismos obedecen a un fin, es decir, le permiten llegar a su objetivo.
A veces es la complementaria la que decide terminar la relación porque está muy desgastada y ya no le compensa, pero si el psicópata no lo ha decidido así, hará uso de la coerción, la persuasión, la manipulación, la seducción y de la mentira para seguir ejerciendo el control y el poder sobre esa persona.
Dentro de su lógica psicopática esa persona “cosa” le pertenece, y solo él puede decidir cuando deshacerse de la misma.
Como podemos ver la separación de un psicópata suele ser muy compleja, y para que la misma sea efectiva se debe aplicar el contacto cero, de lo contrario estos seres siguen ejerciendo el poder sobre la otra persona. Contacto cero psíquico y emocional.
Hasta el próximo posti y recuerda que como dice Edmund Burke, “Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada”. Por eso es importante divulgar y aprender sobre el concepto de psicópata cotidiano, porque es un hecho social, porque nos afecta a todos.
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