Las personas nos enfermamos. No creamos nuestras enfermedades
Los seres humanos somos demasiado complejos para pensar en términos lineales como por ejemplo si hago A pasa B, si no expreso mi tristeza enfermaré de tal o cual cosa, si bloqueo mis emociones desarrollaré tal o cual dolencia. No funcionamos así. Somos mucho más complejos.
En este posti te invito a reflexionar sobre algunas creencias todavía vigentes, que son muy culpabilizadoras.
Creencias que la mayoría de nosotros hemos escuchado, y en mayor o menor medida comprado y consumido. Creencias que aún están vivas, y siguen circulando y expandiéndose no solo en la población general, sino también en algunos profesionales de la salud.
¿Quién no ha escuchado alguna vez decir?, “Si te guardas lo que sientes te vas a enfermar”, “Fulanito enfermó de cáncer por el sufrimiento de la muerte de tal persona”, “Sufrió un ataque al corazón por el dolor de saber x cosa”. Y así como si nada, y con demasiada ligereza se enuncia la causa de una diversidad de enfermedades.
Que podamos hacer una lectura emocional de las enfermedades, no nos habilita a decir que las emociones juegan un cien por ciento en su aparición. Tengamos en cuenta que las enfermedades son siempre físicas, y que siempre podemos hacer una lectura emocional de las mismas.
El concepto psicosomático considera que el factor psicológico, emocional, contribuye a que la enfermedad física se inicie, o empeore. Como podemos ver hay un entrelazamiento entre lo emocional y lo físico, bailan juntos.
Si bien es innegable que la mente y el cuerpo están entrelazados, y no podemos pensar el uno sin el otro, como pasa con la vida y la muerte, que van siempre de la mano, una cosa es pensar la enfermedad como la resultante de ese entretejido entre mente y cuerpo, donde ambos factores juegan un papel principal, y otra muy distinta es pensar la enfermedad exclusivamente desde lo físico o lo emocional.
La escisión entre lo físico y lo emocional nos lleva a perder de vista la integridad del ser humano.
No somos solo una mente. No somos solo un cuerpo. Somos ambos, en una danza ininterrumpida. La plenitud está en la unidad.
“Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno”. Buda.
¿Cómo puede sentirse alguien a quien le han diagnosticado una enfermedad crónica, o un cáncer, o fibromialgia si le hablamos de las consecuencias que puede tener para nuestra salud el bloquear las emociones, no expresar lo que sentimos, no gestionar el resentimiento, etcétera?
¿Acaso no le estamos diciendo, si habrías gestionado mejor tus emociones, no habrías enfermado?
¿Culpabilizador, verdad? Ahora no solo tiene la enfermedad con todo lo que esto conlleva en su vida, y cotidianeidad, si no que además se siente culpable ante la posibilidad de habérsela generado.
Aprendamos a ser cuidadosos a la hora de expresarnos frente a la enfermedad de alguien, y ante la nuestra también, por supuesto. Ya que estas creencias acerca del origen de las mismas se van a reflejar en nuestros diálogos interiores.
Si pensamos, por ejemplo, que por haber silenciado y guardado por años nuestro dolor, o resentimiento, o lo que sea que hayamos sentido, nos generamos una determinada dolencia física, nos sentiremos culpables, incompetentes, causantes de nuestro malestar.
Y esto no solo es fuente de sufrimiento emocional, sino que además no es cierto, porque como mencionábamos más arriba, los seres humanos somos demasiado complejos como para aseverar que esto que nos pasa se debe a esto otro.
Al momento de enfermarnos entran en juego una serie de factores, y si bien dentro de esos factores están las emociones, estas no son las únicas. No estamos diciendo que nuestras emociones no contribuyan en nada en la aparición de una enfermedad, si no que no podemos explicar el origen de una dolencia física, exclusivamente desde las emociones.
Como mencionábamos anteriormente, y nunca está de más repetir, los seres humanos somos demasiado complejos.
Quizás, se trate de no buscar culpables para nuestro dolor, y de descubrir diferentes maneras de sanarnos, y de mejorar la relación que tenemos con nosotros mismos, sin castigarnos, para que la convivencia con nosotros sea la mejor posible.
Hasta el próximo posti y recuerda que, “Nuestro principal propósito en esta vida es ayudar a otros. Si no puedes ayudarles, al menos no les hagas daño”. Dalái Lama.
Y no olvides que esta premisa también se debe aplicar a nosotros mismos.
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