¿Es obligatorio compartir nuestro pasado sexual?
En este posti reflexionamos sobre aquellas personas que quieren saber acerca de las anteriores experiencias sexuales de su actual pareja. La idea es pensar sobre cómo gestionar este tipo de preguntas para que no terminen perjudicando la relación.
Si a tu pareja no le alcanza con saber que tú la eliges para que forme parte de tu vida, y que independientemente de tu pasado sexual, ahora deseas estar junto a él o ella porque le quieres y te hace bien, tampoco le alcanzará con saber detalles de tu anterior vida sexual. No es responsabilidad de nadie hacerse cargo de las inseguridades del otro.
¿Es obligatorio intercambiar con nuestra pareja, la experiencia sexual de cada uno? ¿Qué pasa cuando alguien no se siente cómodo, y prefiere guardar para si mismo este tipo de experiencias?
¿Para qué alguien puede querer rastrear en el pasado sexual de su pareja? ¿Para saber si disfrutó más con su anterior pareja? ¿Se puede medir y comparar el grado de disfrute que alguien tuvo hace tiempo y allá lejos, con alguien que ya no forma parte de su vida?
Los seres humanos, indudablemente, parecemos especializarnos en el arte de amargarnos la vida, y muchas veces de amargar la vida de quien más amamos.
Nuestro pasado sexual forma parte de aquellas cosas personales, que como tales podemos decidir atesorar en nuestra cajita de las cosas privadas, es decir, guardar bajo llave.
Sí, de nuestras cosas privadas. Es decir, que el paso está prohibido. Y aquí, de ninguna manera se juega el amor.
Estar en pareja no quiere decir que le tengo que contar todo y absolutamente todo a mi partenaire. Afirmar que nuestra pareja debe saber todo acerca de nosotros, de como ha sido nuestra vida sexual, de lo que hemos vivido, y de lo que viviremos, es tan absurdo y falaz, como quien dice, “yo soy una persona muy frontal y siempre digo lo que pienso”.
Quien sostiene esta idea justifica herir o lastimar innecesariamente a alguien bajo la bandera de una verdad malentendida. Confunde sinceridad con sincericidio.
Hay verdades que no se dicen. En nombre de la verdad le podemos causar mucho daño a alguien.
Tenemos que tener la sabiduría para poder diferenciar entre un comentario que puede aportar y sumar algo en la vida de alguien, de aquel otro que puede ofender y lastimar. Anteponernos a la palabra, autocensurarnos, quiere decir, desarrollar la habilidad de saber callarnos cuando no vamos a decir nada que merezca la pena ser dicho. Esto es una señal de inteligencia vincular.
Volviendo a nuestro tema, decidir no informar sobre nuestro pasado sexual, no es una muestra de desamor. Todo lo contrario, es una manera de cuidar lo que se está construyendo. ¿Para qué meter a otras personas en la pareja?.
Si tu pareja ya terminó con su ex, ¿para qué traer a esa persona al presente? Seguir pensando, rumiando, y haciendo preguntas sobre estas personas del pasado es una manera de inmortalizarlas. No se las deja “morir”. Se impide que formen parte del pasado del otro, y se les hace un lugar en el presente de la pareja. ¿Para qué?
¿Es legítimo decidir no compartir nuestras anteriores experiencias sexuales? ¿Tú, que crees?
Si yo no puedo decidir si compartir o no con mi pareja mi pasado sexual, estoy en problemas. Lo que cada uno decida hacer con su pasado sexual, es algo personal, que empieza y termina en nosotros.
Las inseguridades no se resuelven indagando en el pasado sexual de mi pareja, este interminable interrogatorio, forma parte del problema, lo sostiene y lo alimenta.
“Si la seguridad es tu meta, vivir, entonces no lo es”. Craig D. Lounsbrough.
Nuestras inseguridades solo pueden resolverse mirando hacia nosotros mismos, en vez de mirar hacia el pasado del otro. ¿Qué me pasa que empiezo a ver rivales en todos lados, y hasta en el pasado de mi ex?, ¿qué me pasa que no me siento lo suficientemente x como para que mi pareja me siga eligiendo por ser como soy?, ¿qué me lleva a pensar que mi pareja preferiría estar con su ex a estar conmigo?, ¿en qué lugar dejé olvidado el amor hacia mi mismo?
Volver una y otra vez sobre el pasado sexual de nuestra pareja, llegando en algunos casos a una especie de hostigamiento, en donde se pregunta insistente y reiteradamente acerca de cómo se sentía al estar con tal o cual persona, si tales experiencias habían sido satisfactorias, sobre las prácticas en las que habían incurrido, y ese tipo de preguntas, es una manera de inocular dosis de veneno en la relación.
Lo que hiciste antes de mi, se queda contigo.
De ninguna manera, esta clase de preguntas son una muestra de amor hacia nuestra pareja, estos cuestionamientos señalan una falta de amor en uno mismo. Esta falta de amor propio no se resuelve, como mencionábamos, mirando hacia el pasado sexual de nuestra pareja, si no en incrementar nuestra confianza y seguridad, para de ese modo invertir parte de nuestra energía psíquica en seguir construyendo la relación, en vez de invertirla en darle vida a fantasmas del pasado.
En gran medida, depende de nosotros dejar que el pasado sea pasado, o que por el contrario, sea parte de nuestro presente.
Empecemos a cuestionar esta falsa creencia, según la cual las respuestas acerca del pasado sexual de nuestra pareja van a traer tranquilidad, y por lo tanto, las dudas se irán disipando.
Esta espiral de preguntas forma parte de la solución fallida que mantiene el problema. Y entonces más se pregunta, más se quiere saber, y cada vez con más detalles, y esto lejos de traer alivio y bienestar, ayuda a que las dudas aumenten, la inseguridad crezca, y como si el sufrimiento fuera poco, la otra persona se siente abrumada, y sin saber qué hacer, porque si responde se agrava el problema, y si no responde se le acusa de ocultar información que podría ayudar a la pareja.
“La tarea psíquica que una persona puede y debe establecer por sí mismo no es sentirse segura, sino ser capaz de tolerar la inseguridad”. Erich Fromm.
¿Si estas preguntas forman parte de la solución que no funciona, para qué seguir haciendo más de lo mismo?
“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Albert Einstein.
No olvides que la energía psíquica que usas para preguntar, indagar y querer saber sobre el pasado sexual de tu ex, se la quitas a otras cosas. Más invierto en una cosa, menos resto me queda para otra.
Tú decides entre eternizar a un ex que ya no está, o disfrutar y seguir construyendo lo que tienen hoy.
Hasta el próximo posti y recuerda que el pasado sexual de tu pareja no es asunto tuyo. Gran parte del bienestar de una relación sentimental pasa por disfrutar de manera consensuada de una sexualidad plena y responsable, en un vínculo de exclusividad.
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Podcast Psicología Betina Speroni.