Ser padres, es a veces, no saber qué hacer
En este posti reflexionamos sobre la adolescencia y la sexualidad. Tal vez, en algún momento escuchaste o te cruzaste con este tipo de preguntas, hasta que un día, de repente y sin previo aviso, te la hacen a ti.
El tiempo se te cayó encima. Hace rato que han dejado de ser niños. Te quedas helada, tanteando diferentes respuestas y deseando que alguien te socorra.
Vamos de a poco. La pregunta en si, hecha por un hijo/a adolescente, y aquí estamos pensando en adolescentes de entre 16 y 18 años, señala que hay buena comunicación entre el adolescente y sus padres, es decir, el adolescente siente que hay un clima de suficiente confianza como para plantearla.
Por otro lado, en un mundo cada vez más tecnologizado, que los adolescentes se permitan experimentar el amor y sus emociones, en vez de aislarse o defenderse de estas sensaciones, es muy sano. La mayoría de nosotros conoce a algún adulto que no sabe ni ha vivido lo que es el amor.
Volviendo a la pregunta inicial, de si se debería permitir que duerman en casa con su novio/a, hay que tener en cuenta que esta pregunta dispara infinitos miedos, desde el embarazo no deseado, a enfermedades de transmisión sexual, a no saber si están emocionalmente preparados, entre otros.
Nada más idílico que el amor adolescente, y la necesidad de pasar la mayor parte del tiempo juntos. Si ellos ya han decidido que quieren estar juntos, o ya han tenido relaciones sexuales, nada los va a frenar, ni hacer cambiar de idea, y encontrarán durante el día el lugar para hacerlo.
Con respecto a si están o no preparados, no hay un tiempo específico, no podemos decir que a partir de determinada edad se está preparado, y antes no.
Esto dependerá, por supuesto, de cada adolescente, en este posti estamos pensando en aquellos adolescentes que se sienten preparados para la sexualidad con su novio/a, o que ya la han iniciado.
Frente a esto, la prohibición, no es una buena idea. Prohibiendo, no vamos a evitar un embarazo no deseado, como tampoco lo vamos a evitar con el silencio.
Tanto el silencio como la prohibición, en estos temas son peligrosos. En vez de pensar en prohibir, pensemos en acompañar, y en vez del silencio optemos por la comunicación.
Si la pregunta dispara el miedo a un embarazo no deseado, ¿Por qué no aprovechar ese espacio de confianza, del que hablamos al principio, para hablar sin rodeos sobre los distintos métodos anticonceptivos seguros?
No asumamos que los adolescentes ya cuentan con toda la información. Mucha de esa información puede provenir de otros adolescentes, o de sitios poco fiables de internet.
Tan importante como transmitirles la necesidad del uso de preservativo siempre, junto a la idea de que no deben dejarse convencer, ni convencer a nadie de no usarlo, “total, por una vez no pasa nada”, lo es el informarles acerca de los métodos anticonceptivos no seguros.
Puedes bajar por internet la guía para jóvenes de la osakidetza, y elegir un apartado para leerlo con tu hijo. La idea es que los adolescentes se bajen esta guía y la lean, pero muchos no lo harán.
Si los adolescentes van muy de prisa, los adolescentes enamorados, no son la excepción, y muchas veces los padres necesitan tiempo para ir adaptándose y asimilando estos cambios en sus hijos y en el grupo familiar. Puedes comunicarle esto que estas sintiendo.
Cada familia tiene sus valores, sus reglas, sus creencias, puede haber hermanos menores, y sobre esta base se tendrá que reflexionar sobre si se va a conceder el permiso o no. Quizás la familia no esté preparada o no se sienta cómoda con la idea.
Si como padre estas pensando que al dejar que tu hija/o duerma en casa con su novio/a, estas permitiendo que ellos tengan relaciones sexuales, sí, claro, lo estas permitiendo. Pero como decíamos anteriormente si ellos ya lo han decidido nada los va a frenar, ellos encontrarán el lugar.
Gestionar el miedo que genera la sexualidad de los adolescentes, con la prohibición o el silencio, como decíamos, puede ayudar a crear aquello que tememos.
Como padres la responsabilidad pasa por acompañarlos, y brindarles herramientas para que disfruten de una sexualidad responsable.
Recordemos que la sexualidad forma parte de la intimidad de las personas, y no se trata de saber cuando ellos tienen sexo o no, al igual que la vida sexual de los padres forma parte de la intimidad de los mismos.
La sexualidad debe vivirse con naturalidad y de manera siempre consensuada, es una experiencia para disfrutar, haciendo uso de la responsabilidad.
Como padres eduquemos para una sexualidad plena y responsable.
Hasta el próximo posti y recuerda que los adolescentes son muy vulnerables y necesitan la presencia, la guía y el acompañamiento de los padres.
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