Aprendiendo a priorizarnos
“Una persona no puede estar cómoda, sin su propia aprobación” Marx Twain
La idea de este posti es reflexionar sobre la importancia de aprender a ponernos en primer lugar. Sí, en primer lugar. Y esto no quiere decir que debamos adorarnos, ni creernos superior a nadie.
Aprender a priorizarnos tiene que ver con volver la mirada sobre nosotros mismos, con identificar cuales son nuestras necesidades en cada momento, y ver de que manera las podemos satisfacer.
Cuando hablamos de priorizarnos, hablamos de querernos incondicionalmente, por ser como y quienes somos.
Alguien que se quiere, que se valora y se respeta a si mismo, está en muy buenas condiciones para poder decirle al otro, “conmigo eso no”. De lo contrario, se puede caer en el error de creer que una forma de evitar que el otro se vaya de mi lado es ceder a sus peticiones, deseos, órdenes. Es decir, complacer al otro como una forma de ganarse su aprecio. Aprecio que se gana a costa de perder el propio.
Y es este aprecio hacia uno mismo, el que en general no nos enseñan a cultivar, a cuidar, a desarrollar. Muchas veces, el hecho de pensar en uno mismo, y de ponerse en primer lugar, se asocia a ser egoísta.
Si buscamos la definición de la palabra egoísmo, nos dice que es anteponer el interés propio al ajeno, lo que suele acarrear un perjuicio a los demás. Sin embargo, paradójicamente, cuando nos priorizamos y nos valoramos, nos vamos a relacionar con los demás desde lo mejor de nosotros mismos. Cuanto más a gusto se encuentre alguien consigo mismo, mejor será lo que tenga para darle a otro.
“El autocuidado no es un acto egoísta, es simplemente el manejo adecuado del único don que tengo, el don por el que estoy en el mundo para ofrecer a los demás”. Parker Palmer.
Sin duda, el amor empieza en nosotros mismos. Te quiero porque me quiero. ¿Cómo voy a querer a otro si yo no me quiero?. Si bien recibir y ser correspondido afectiva y amorosamente es maravilloso, recordemos que nadie puede suplir el amor que no nos damos. Cuando eso pasa, y el otro nos deja, no sabemos como seguir adelante con nuestra propia vida. En esos casos mi vida se sostenía por el amor que recibía del otro.
Ámate lo suficiente para no permitir que nadie haga contigo lo que no quieres. Cuando alguien ha vivido un largo tiempo sin amarse lo suficiente, tiene que darse el tiempo que lleva el proceso de aprender a quererse. Esto no va a suceder de un minuto a otro.
¿Cómo podemos empezar a querernos un poco más? ¿Cómo saber si lo estamos haciendo bien? ¿Cómo aprender a quererse cuando se ha recibido desaprobación, ninguneo o rechazo de forma constante?
Si bien esto es el caso por caso, y cada proceso es personal, a modo genérico podemos decir que cuando alguien pasa más tiempo complaciendo a los demás que a si mismo, cuando se tiene gran dificultad en decir que no, y se termina haciendo cosas que no se querían hacer, cuando decir basta es una tarea titánica, y se deja al otro cruzar una línea que desearíamos que no cruce, cuando nos postergamos, cuando nos dejamos para después, o para lo último, cuando no nos sentimos merecedores de lo bueno que pasa en nuestra vida, cuando tendemos a pensar que los demás tienen lo que nosotros no tenemos o deberíamos tener, cuando me cuesta expresarme o mostrarme porque en algún rincón dentro de mí, siento que al hacerlo el otro me puede rechazar, cuando dejo de hacer cosas por no sentirme capaz, o no estar a la altura, cuando algo de todo esto me está pasando, es que no me estoy valorando lo suficiente.
Cuando no nos queremos lo suficiente, están dadas las condiciones para dejar que el otro haga con nosotros lo que quiere.
¿Se puede empezar a salir de este bucle? Empezar a responsabilizarnos de nuestra vida y de nuestro papel activo en la misma, puede ser un primer paso interesante.
Solo nosotros podemos saber lo que necesitamos, según nuestras circunstancias y lo que estamos viviendo.
Esperar a que los demás, la vida, el mundo, nuestros padres, la suerte o Dios nos den aquello que es justo, que nos merecemos y que deseamos, es una postura infantil. Es nuestra responsabilidad saber proveernos de aquello que vamos necesitando según nuestras circunstancias.
Cada uno de nosotros es o debería ser el protagonista de su vida. Nadie debería permitir que alguien lo atropelle, lo humille, lo denigre, y cuando eso pase saber que siempre nos podemos salir de ese lugar, a menos que se trate de un niño.
Sabemos que la vida es injusta, que no todos tienen lo que se merecen, ni todos tenemos las mismas oportunidades. Pensar que la vida se encargará de cobrarse el mal que hacen algunos, es muy ingenuo y no es cierto. Con mirar a nuestro alrededor, o repasar la historia, encontramos muchos ejemplos de genocidas, por ejemplo, que nunca fueron condenados.
Pero también sabemos que la vida tiene un lado maravilloso, que nos regala momentos inolvidables, y de ahí la importancia de hacer que nuestra existencia sea el mejor lugar posible.
¿Cómo sentirme a gusto con mi vida, si dejo que los demás hagan con la misma lo que les apetece? Con tu vida, tú puedes hacer lo que quieras, pero con la mía no.
Saber poner límites es una señal de valoración personal. Cada vez que ante una propuesta que preferimos no aceptar, le decimos a alguien, “Me gustaría, pero la verdad es que no quiero”, no solo nos estamos tratando con amor, sino que al mismo tiempo estamos siendo honestos con el otro. ¿No es poco, verdad?
Me gustaría cerrar este posti con una cita que dice algo así como, “Ojalá puedas quererte lo suficiente, para ser el primero en darte cuenta cuando alguien no lo haga”.
Hasta el próximo posti y recuerda que, “El amor propio es la fuente de todos los amores”. Pierre Corneille.
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