El talento para imaginarse escenarios temidos
La idea de este posti es reflexionar sobre la enorme imaginación, que a veces se tiene para anticiparse a situaciones futuras con un resultado negativo.
¿Cuál es el mensaje de este posti? Darnos cuenta que como adivinadores somos malísimos. ¿De las cosas que temías que podían suceder en tu vida, cuántas han sucedido?
No hay manera de saber lo que va a suceder en el minuto siguiente, sin embargo, muchas veces apostamos a creer saber lo que va a pasar. Y en sí esto no sería un problema, sino fuera porque creemos que aquello que nos va a suceder es bastante tormentoso.
No estamos diciendo que anticiparse a determinadas situaciones, sea en sí mismo algo disfuncional.
El tema empieza a ponerse serio cuando la anticipación es sistemática, cuando nos ocupa mucha energía psíquica, es decir, cuando se empieza a dar vueltas una y otra vez sobre estos oscuros y nefastos escenarios, creyendo que en la medida en que damos vueltas sobre los mismos, nos estamos ocupando del tema, y por consiguiente, evitando que eso tan temido que imaginamos que nos va a suceder, suceda. Falacia total.
Este rumiar sobre todo lo malo que nos puede suceder, no solo no soluciona nada, sino que produce un desgaste emocional. Es como dar vueltas en el infierno. En un infierno que nosotros mismos nos creamos.
Si bien todos sabemos que la vida no es el paraíso, tampoco es ese lugar oscuro y siniestro que muchas veces imaginamos.
Y aunque nuestra experiencia nos muestre que estamos errados al creer que contamos con este poder de adivinar lo que nos trae el futuro, algo en nosotros nos lleva a seguir sosteniendo esta creencia, y a sufrir por aquellos venideros escenarios tan terroríficos como oscuros.
Cuanto sufrimiento en vano. Cuanta energía invertida en algo estéril, que solo nos aporta malestar y amargura.
¿Cómo evitarnos tal sufrimiento? ¿Hasta dónde es posible vivir sin anticiparnos?
Recordemos que casi todo en la vida es una cuestión de grado.
Anticiparnos a un evento futuro nos ayuda a organizarnos, a planificar los pasos a seguir para acercarnos al cumplimiento de un determinado objetivo, y como decíamos, esto en sí mismo no es negativo, empieza a convertirse en un problema, cuando nos anticipamos a todo, cuando nos imaginamos que lo que va a suceder es malo, y como si esto fuera poco, no somos capaces de identificar nuestros recursos para resolver la situación imaginada, y nos vemos indefensos frente a un futuro negro y malo.
¿Cómo puede sentirse alguien en esta situación?
El futuro es ilusorio. No hay manera de saber lo que va a suceder. La vida está teñida de incertidumbre, de no saber.
Como seres humanos nos cuesta tolerar saber que no sabemos lo que va a suceder. Aceptar incondicionalmente que no sabemos lo que va a suceder, es parte del trabajo personal que todos nos debemos.
La incertidumbre no es otra cosa que la falta de certeza. La vida se caracteriza por ser incierta, por sorprendernos a cada instante, para bien y para mal, claro.
Esta incertidumbre nos angustia, y en vez de dejarnos atravesar por la angustia de no saber lo que va a pasar en el próximo segundo, nos generamos aún más sufrimiento imaginándonos unas situaciones de terror y totalmente inconvenientes.
La buena noticia es que la realidad es mucho mas benévola que nuestra imaginación. Nuestra imaginación, muchas veces, nos pasea por lugares más oscuros y sombríos de lo que son en realidad, para luego descubrir que no era todo tan oscuro como lo fantaseábamos.
Lo lamentable es que el tiempo dedicado a imaginar escenarios terroríficos, no tiene devolución. El tiempo y la energía dedicados a construir tales situaciones, no solo es un tiempo inútilmente gastado, sino lo que es peor aún, es un tiempo generador de malestar emocional, y de sufrimiento.
Si el futuro es algo ilusorio, si no hay manera de saber a ciencia cierta lo que está por acontecer, para qué amargarnos la existencia imaginándonos cosas espantosas que muy probablemente no nos ocurran nunca, o por lo menos, no de la manera en la que terriblemente nos imaginamos que nos podrían suceder.
¿Y si cada vez que nos anticipamos, nos traemos al presente? ¿Y si cada vez que nos anticipamos nos recordamos que la vida transcurre inevitablemente en este momento, y en ningún otro mas? ¿Y si cada vez que nos encontramos sufriendo por algo que todavía no ocurrió, pero que tememos que pueda ocurrir, nos repetimos a nosotros mismos, tantas veces como sea necesario, que es muy probable que eso jamás ocurra?
¿Qué pasaría si fuéramos capaces de convencernos que lo que nos imaginamos no es la realidad? Que imaginación y realidad no son sinónimos. Que por imaginar algo no tenemos el suficiente poder para hacerlo realidad.
No es lo mismo ser muy buenos a la hora de imaginar oscuros escenarios futuros, que ser buenos adivinadores de dichos escenarios. ¿Tienes duda? ¿Qué tal si hacemos un repaso por nuestra vida? ¿Cuántas de las desgracias que temías han sucedido?
A todos nos pasan en algunos momentos cosas desagradables, inconvenientes, feas, que desearíamos no vivir, esto es parte indisoluble de la vida. Ya decíamos que la vida no es un paraíso, el tema es que si a este dolor inevitable de la vida, le sumamos el sufrimiento adicional de imaginarnos situaciones venideras catastróficas, empezamos a dar innecesariamente vueltas en el infierno de nuestra mente. ¿Para qué?
¿Para qué anticiparnos? ¿Para qué crearnos pesadillas? Tal vez te estas diciendo que no puedes dejar de hacerlo.
Y no se trata de dejar de hacerlo, como siempre machaco en mi consulta, ya que cada vez que evitamos hacer algo, lo hacemos aún más. Intenta volver al presente. Intenta caminar hacia el momento que estás viviendo. Y si no sale bien al principio, no pasa nada. Lo importante es intentarlo y entrenarnos, y felicitarnos por querer sentirnos mejor.
Date tiempo. Recuérdate que los pensamientos, son solo pensamientos. Los pensamientos no son la realidad.
Como seres humanos carecemos del poder para intervenir en el universo modificando o creando situaciones según nos convenga o no a nosotros. Por mucho poder de imaginación que tengamos, la imaginación es solo eso, es imaginación, es fantasía.
Nadie tiene el poder de saber lo que va a suceder. Y está muy bien que así sea. Está muy bien dejarnos sorprender por la vida.
Deja de dar vueltas por el infierno, vuelve al presente cuando tus pensamientos te inviten a ir hacia un futuro oscuro. La vida transcurre aquí y ahora, y aunque duela es maravillosa.
Hasta el próximo posti y recuerda que la realidad es más benévola que la imaginación.
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