Nuestra vida es solo un punto en el devenir del tiempo. ¿La estás aprovechando?
En este posti te invito a reflexionar sobre la importancia de ser conscientes de que la vida es tiempo, por lo tanto, lo que hacemos con nuestro tiempo, es lo que hacemos con nuestra vida.
Independientemente de aquellos aspectos de nuestra vida que sean mejorables, así como el tiempo es, nuestra vida es lo que es.
Muchas veces, ponemos más energía en querer cambiarla, que en aceptarla y abrazarla como es. Y por supuesto que habrá cosas de la misma que podremos trabajar para transformar y corregir, y consecuentemente sentirnos mejor, pero si partimos de la idea de que nos gustaría que nuestra vida sea de otra manera, empezamos a estar en problemas.
¿Por qué ? porque si bien hay cosas que son modificables, hay otras que no dependen de nosotros, muchas de las cosas que nos pasan en el día a día están más allá de nuestro control, y en esos casos no podemos intervenir para poder modificarlas. ¿Por qué? porque en algunos momentos, con algunas situaciones la vida decide por nosotros.
y estemos de acuerdo o no con esas decisiones, una vez que la vida ha decidido. Ya está. Y eso que ha decidido es lo que tenemos que aceptar.
Es suficiente empezar a resistirnos con eso que desearíamos que no estuviera pasando, para que la vida con toda su paciencia y con todo el tiempo del mundo, nos recuerde lo que ha decidido, si hay algo que tiene la vida es tiempo. La existencia es tiempo. Nuestra vida es solo un punto en el devenir del tiempo.
Antes de venir a este mundo, ya había vida, y a la hora de dejarlo, la vida continuará sin nosotros. Sí, el tiempo es implacable. Y si bien nosotros lo sabemos, y lo entendemos racionalmente, es como si en algún punto no llegáramos a darnos cuenta realmente de la implacabilidad con la que el tiempo transcurre.
A veces, hasta nos parece cruel ese incesante movimiento de las agujas del reloj. ¿Hacia dónde vamos nosotros mientras las agujas se mueven casi imperceptiblemente?
El movimientos de las agujas del reloj es constante, es continuo, es lento, no se detiene ante nada, avanza, ni el dolor más profundo, ni la mayor alegría pueden frenarlo.
El tiempo es indiferente a lo que nos pasa. El tiempo es esa variable en la que nunca jamás vamos a poder intervenir para cambiar. A excepto de lo que puede pasar en las pelis de ficción.
En la fantasía todo es posible. En la realidad ya sabemos que no. La vida se encarga de enseñarnos día tras día que hay cosas que nos están vedadas, que no son para nosotros, y que tenemos que aprender a vivir sin ellas.
El duelo por aquellas personas o cosas significativas para nosotros, aunque de diferente manera, también nos adentra en un mundo que no está habitado por aquello que alguna vez amamos, por aquellas personas o cosas que físicamente ya no están con nosotros.
Cuando es el tiempo de partir de alguien o de algo de esta vida, la vida no tiene miramientos, ni atenuantes a la hora de darle la mano a quien debe dejar este mundo. Cuando es nuestro tiempo de partir, listo. Esto es así.
No es algo que nosotros podamos elegir. Pero sí, es algo que nosotros podemos tener presente y recordar, y este saber nos puede ayudar a sumergirnos de lleno en nuestra propia existencia, y de esta manera aprovechar y disfrutar en la medida de lo posible, todo aquello que está a nuestro alcance.
¿Acaso vivir no se trata de transitar nuestra vida de la mejor manera posible? ¿Estamos viviendo lo mejor que podemos, según nuestras circunstancias? ¿Hasta dónde aquellas cosas que no nos gustan de nuestras circunstancias son modificables, y hasta dónde no?
¿Qué significa para ti disfrutar de la vida? ¿Haciendo qué cosas sientes que disfrutas de la vida? ¿En qué momentos te resulta mas difícil disfrutar de la vida y de lo que tienes? ¿En qué situaciones te sientes más enamorado de la vida? ¿Quiénes fueron tus maestros, quienes te enseñaron a saborear tu vida? ¿Sos un buen maestro a la hora de enseñarle a otros a disfrutar de la vida.
“Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe.” Oscar Wilde
Parafraseando a Oscar Wilde, ¿Tú, estás viviendo o existiendo?.
Que difícil es no caer en la tentación de creer que vamos a ser felices después de tal o cual cosa. Es casi como decir que después de que pase esto que no me gusta o que preferiría no estar viviendo, voy a ser feliz. Gran error.
Pensando que la felicidad es algo que va a llegar cuando las condiciones sean otras, distintas a las presentes, se nos va la vida, se nos pasa el tiempo, se nos escurren unos momentos maravillosos que no hay manera de recuperar. El tiempo que pasa es irrecuperable, irreductible. Como todo lo que muere no vuelve más.
No hay mejor momento para conciliarnos con la vida que este que estamos transitando. Puede que nuestro presente no sea el momento más feliz, o el más esperado, ni deseado, pero aun así, es el único que tenemos, y es en este momento en el que nuestra vida se despliega, transita, se mueve al igual que las agujas del reloj.
El gran desafío que nos presenta la vida es el de intentar ser felices, o por lo menos lo más felices que podamos en medio de nuestras circunstancias, y siendo quienes somos.
Aceptándonos como somos, abrazando nuestro presente por más imperfecto y a veces, doloroso que sea, sin olvidarnos que la vida es hoy y ahora, estamos creamos condiciones óptimas para afrontar y disfrutar lo que nos sucede.
Hasta el próximo posti y recuerda que como escribió Jorge Luis Borges, “Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso.”
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