Cuidado con darle la razón al miedo
Ámate lo suficiente como para querer aquello que no te gusta de ti. En este posti te invito a reflexionar sobre la importancia de creer en nosotros mismos y en nuestros recursos interiores a la hora de perseguir nuestros sueños. Para lo cual, es imprescindible, querernos como somos, querer lo más propio de nosotros, aquello que nos diferencia de los demás y nos hace únicos.
De lo contrario, queremos cambiar lo que no nos gusta de nosotros. Absurdo, verdad? Una cosa es querer mejorar, o corregir aquellos hábitos, conductas o comportamientos que nos dañan o dañan a otros, pero renegar de aquello que nos hace irrepetibles, es no aceptar nuestra esencia, es no aceptar ser quienes somos.
El reto es aceptarnos como somos, aceptarnos con lo que nos gusta y no nos gusta de nosotros, siempre y cuando, eso que no nos gusta de nosotros no haga referencia a un comportamiento que pueda dañarnos a nosotros o a terceros.
Cuando no nos dejamos recorrer por nuestro propio amor, le allanamos el camino a la inseguridad, alimentamos la falta de autoconfianza, y creamos las condiciones para permanecer en la inmovilidad y la procrastinación.
La falta de amor a uno mismo conduce a la inseguridad y a la falta de confianza, ingredientes sin los cuales se hace muy difícil avanzar hacia la consumación de los propios objetivos.
¿Por qué? porque detrás de la inseguridad y una pobre confianza en uno mismo alberga el miedo, y el miedo te susurra al oído, “¿Y si no puedo?”, ” ¿Y si no lo consigo?”, “¿Y si no me eligen, y si no me llaman?”, “Cuando me conozca mejor me va a dejar”, “Nadie me va a querer”, “¿Con tanta gente lista por qué van a elegir a mi?”
Estos pensamientos involuntarios, intrusivos, “atrevidos” (estudiados exhaustivamente por la corriente de Psicología Cognitivo Conductual) no nos dejan avanzar hacia nuestras metas, y entonces permanecemos atascados, anclados a la espera de que algo nos salve de una de las peores desdichas, que es el propio desamor.
¿Qué peor desdicha que el propio desamor?
El propio desamor, te tira para atrás, no te deja ir en busca de aquello que soñás, te hace creer que no te lo merecés, que los otros son mejores, que no vale la pena perseguirlo, que así como estás, estás bien. Y eso no es lo peor, lo peor es que tú te lo creas.
Sin darte cuenta empiezas a vivir en una mentira. ¿Cómo salir de una mentira si para ti es una verdad?
¿Cómo elegir a alguien que me quiera, que me valore, que me ponga entre sus prioridades, si creo que algo no está bien en mi?
¿Cómo salir de un lugar de sufrimiento si me siento merecedor del mismo?, o peor aún, si estoy convencido que si alguien me quiere, dejara de hacerlo cuando me conozca profundamente.
¿Cómo perseguir aquel trabajo con el que sueño, aquel proyecto que me entusiasma, o aquella meta que me desvela, si algo en m me dice que no soy lo suficientemente bueno como para conseguirlo?
¿Cómo no echarme para atrás en esos momentos, desviándome del camino que me puede llevar hacia donde deseo ir, si me siento insuficiente?
No estamos diciendo que no haya personas que sean más inteligentes, o tengan más experiencia en algunas áreas, o destaquen en otras, claro que no, claro que las hay, y eso está perfecto, y forma parte de la vida y es inevitable, estamos diciendo que si deseas algo, por el solo hecho de desearlo estás en condiciones de ir tras ello, independientemente de si lo alcanzas o no.
Si alcanzas tus metas o no, es otra historia. A nosotros no nos importan los resultados, nos importa intentarlo, dejar lo mejor de nosotros en cada uno de los intentos.
Nos importa movernos hacia aquello que deseamos y nos conecta con la vida. Dejar el alma por aquello que nos quita el sueño. Sin permitirle al miedo que nos arrebate nuestro derecho a intentarlo.
No se trata de ser el mejor, ni de llegar primero, la vida no es una olimpíada. La vida nos invita a resolver, y a adaptarnos continuamente a los permanentes cambios que nos presenta.
Y para eso tenemos que creer en nosotros. Ser conscientes de nuestros recursos, de nuestro potencial, de nuestra capacidad para aprender y de ser siempre un poco mejores. No se trata de creer que somos los mejores, ni de intentar ser mejores que nadie.
Se trata de dar lo mejor de nosotros. De hacer todo lo que este dentro de nuestras posibilidades y ganas de hacer, sabiendo que si lo estamos dando todo, eso es lo que hay, eso es lo que tenemos para dar. Y como consecuencia sentirnos satisfechos con nosotros mismos por haberlo dado todo.
Cuidado que el miedo se disfraza de excusas. Y en su afán de protegernos frente a una posible amenaza, nos puede hace creer que es mejor no intentarlo, o esperar a estar mejor preparados, o evaluar otras opciones, y si bien, algunas veces esto puede ser cierto, muchas veces, no son más que argumentos que usamos para justificar y darle la razón al miedo.
Si te amas lo suficiente por ser quien eres, indefectiblemente creerás en ti. Y por ende, no caerás en lo absurdo de pensar que no vale la pena intentarlo.
Si para ti merece la pena, entonces siempre vale la pena intentarlo. Lo importante es avanzar. Dar ese paso que te pueda acercar hacia donde quieres estar, hacia quien quieres ser, hacia aquello que te hace bien.
Tan importante como creer en ti para poder avanzar hacia aquello que deseas, es hacerlo a tu ritmo, usando tus recursos y respetando tus necesidades.
Hasta el próximo posti y recuerda que como escribe Oscar Wilde, “Amarse a uno mismo es el comienzo de un romance que dura toda la vida”.
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Podcast Psicología Betina Speroni