¿Es posible después de tantos meses de pandemia no sentirse cansado?
En este posti te invito a reflexionar sobre el cansancio y el agotamiento que puede pesar en cada uno de nosotros como consecuencia de estar expuestos a una situación nunca antes vivida, acompañada de incertidumbre, de mensajes contradictorios, de falta de certezas, de vaivenes laborales, de miedos relacionados a un posible contagio, de temores a contagiar a nuestros adultos mayores, de replantear y adaptar la educación a la nueva realidad, de escuchar acerca de la posibilidad de una vacuna, y al mismo tiempo preguntarnos si no será una utopía.
Así podríamos seguir engrosando la lista indefinidamente. ¿Se puede no estar cansado siendo parte de este escenario, sin ser un extraterrestre?
El propósito de este posti es facilitar un lugar en donde este cansancio pueda ser reconocido, expresado y pensado, para posibilitar aunque más no sea un pequeño alivio del mismo.
Un lugar en donde ponerle nombre y apellido. ¿Qué te parece Cansancio Pandémico?
Este cansancio pandémico que como mencionamos tiene que ver con estar expuestos e inmersos en un contexto y en unas circunstancias nunca antes vividas, y por un tiempo prolongado, nos regala su visita a la gran mayoría. Por no decir a todos.
Volviendo al escenario de la pandemia, ¿Cómo no sentirnos cansados y agotados en medio de tanta contradicción y falta de certezas? ¿Acaso lo “raro” no sería estar como una rosa en medio de tanto caos y pérdidas?
La pandemia nos introduce en un duelo. Nos confronta con nuestra propia mortalidad.
Con la pandemia no solo han muerto miles y miles de personas, de seres queridos. Hemos tenido que dejar de hacer cosas que eran importantes para nosotros. Cuántos abrazos y besos han quedado en modo espera. Nuestras rutinas se han visto alteradas. Miles de trabajos se han perdido o se encuentran amenazados.
En mayor o menor medida y desde diferentes lugares esta pandemia nos atraviesa a todos. Nadie está ajeno a la misma. Ni a las pérdidas, ni a las emociones que la misma despierta.
¿Cómo no sentirnos cansados? Tal vez, el problema no sea el cansancio que podemos sentir, si no el comportarnos como si tal cansancio no existiera. Como si el sentir cansancio en estas circunstancias nuevas e inciertas, fuera algo negativo. Una especie de ánimo que nos asusta habitar.
Es común en estos días de pandemia escuchar afirmaciones como: “Hay que vivir el momento, mañana no se sabe”. El tema con estas frases hechas es que cuando se propagan y se hace un sobreuso de las mismas se desvirtúa su significado, sentido y mensaje original.
Sería interesante profundizar acerca de lo que cada uno entiende por esto de “vivir el momento”. ¿Cómo sería esto de “vivir el momento” en medio de la pandemia?
La tan de moda expresión “vivir el momento” no tiene que ver con hacer lo que me gusta, o me da la gana porque mañana no se lo que me puede pasar. Hacer lo que me gusta a ciegas y sin medir las consecuencias, nos lleva a transitar la vida como zombis, desplazándonos por la vida sin saber bien a donde nos dirigimos. Aturdidos, confundidos, extraviados.
Lamentablemente terminamos creyendo que vivir el momento presente, es lo que no es.
Paradójicamente, esta errada interpretación, nos enajena del presente. Nos impide habitar el momento presente con consciencia y atención plena.
Vivir el momento es ser presencia. Presencia consciente, atenta y plena. Presencia vivida con los cinco sentidos. Abrirnos y rendirnos a lo que sucede.
“Sólo existe el presente. Ayer era presente para ti cuando lo experimentabas, y mañana será presente, cuando lo experimentes. Por ende, la experiencia sólo se produce en el presente, y más allá de la experiencia nada existe”. Ramana Maharshi.
¿Si cambiamos “vivir el momento” por “sentir el momento”?
Asumir y aceptar el cansancio que nos puede producir la situación que estamos atravesando es sano. Como siempre digo y repito lo que sentimos no es ni bueno ni malo, es lo que nos pasa. Y punto. Lo que hagamos con eso que nos pasa estará bien o mal.
Ponerle un nombre a lo que nos pasa va a posibilitar un alivio del mismo. Ponerle nombre a lo que estamos sintiendo, no será una tarea fácil si vamos por la vida como zombis, con los ojos cerrados, distraídos de nosotros mismos y de nuestro mundo interior. Decirnos a nosotros mismos, “Estoy cansado”, “Tengo miedo”, “Me siento inseguro”, “Estoy agotado” es el primer paso para poder aliviar aquello que estamos sintiendo.
Este reconocimiento de lo que estamos sintiendo solo es posible si nos conocemos, si ponemos la atención y la mirada en nosotros mismos, en nuestras sensaciones y necesidades.
¿Por qué? Esta comprobadísimo que en la medida en que reconocemos la emoción que nos visita y le ponemos nombre y apellido, sin emitir ningún juicio valorativo sobre la misma, como por ejemplo, “No debería estar sintiendo esto”, “No está bien que me sienta así”, y nos dejamos habitar por la misma sin resistirnos, estamos facilitando la activación de la parte prefrontal del cerebro que se encarga de las funciones ejecutivas, de la regulación de impulsos y emociones, distingue entre lo que nos conviene o no, lo que está bien o está mal, y por ende va a posibilitar que nos cuestionemos o barajemos distintas alternativas frente a lo que estamos sintiendo, por ejemplo, ¿de qué diferentes maneras puedo afrontar esta situación?
En nuestro caso, si nos estamos sintiendo cansados de la situación que se vive por la pandemia, la identificación y el reconocimiento de esta emoción, así también como el habitar este cansancio sin oponerle resistencia, va a permitir un leve alivio del mismo. No su desaparición.
Este alivio es consecuencia de la menor activación de la amígdala cerebral, fruto del reconocimiento de la emoción, “Estoy cansado”, y esto facilita la activación de la parte prefrontal del cerebro que nos va a permitir formularnos preguntas como las siguientes, “¿Cómo puedo sobrellevar este cansancio?, ¿En qué momentos se intensifica?, ¿Qué me ha funcionado hasta ahora y qué no?, ¿En qué momentos o haciendo qué cosas me siento menos cansado?, ¿Cómo son mis diálogos interiores con respecto a este cansancio?, ¿Me permito estar cansado?¿Qué significa para mi estar cansado?
Este tipo de preguntas son inviables cuando la amígdala está encendida y nos secuestra. En esos momentos somos solo emoción. Secuestrados por el cansancio renegamos del mismo, lo queremos erradicar, nos agobia, lo culpamos de quitarnos energía y nos atascamos en el malestar.
“Solo aceptando nuestras emociones, estas pueden cambiar”.
¿Cómo “desactivar” la amígdala cerebral? Como decíamos, identificando, reconociendo la emoción y dejándonos habitar por la misma, estamos facilitando que la amígdala no esté tan encendida, y de esa manera se comience a activar el área prefrontal del cerebro.
La respiración diafragmática, en esos momentos en que nos gobierna la emoción, también nos va a ayudar a cambiar el foco de atención. A tranquilizarnos. Y como es incompatible estar tranquilos y secuestrados por alguna emoción al mismo tiempo, indefectiblemente la emoción aminorará.
¿Cansado de la pandemia? Recuerda que lo raro sería no estarlo. Lo que sentimos no es ni bueno ni malo. Sentir cansancio pandémico no es de ninguna manera algo negativo.
Permítete habitar el cansancio, conectar con el mismo, darle la bienvenida y verás como poquito a poquito tiene menos protagonismo.
Puedes visitar mi canal de YouTube Betina Speroni.
Podcast Betina Speroni Psicología en: Anchor-Fm, Google Podcast, Spotify, Breakers, Overcast, Apple Podcast, Copy RSS, Pocket Cast, Radio Public.