Diálogos interiores. Dime cómo te hablas y te diré cómo te sientes
septiembre 9, 2020
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 “Soy un idiota”, “No aprendo nunca”, “No cambiaré más”, “Seguro que eligen a otro”, “Cualquiera es más listo que yo”

¿Cómo te hablas a ti mismo? ¿Qué cosas te dices? Nuestros diálogos interiores condicionan la manera en la que nos sentimos.

En este posti te invito a reflexionar sobre la importancia de pensar sobre lo que estamos pensamos acerca de lo que nos pasa. ¿Para qué nos podría ayudar este ejercicio? Este sencillo ejercicio, y no por eso fácil de realizar, nos ayudara a autorregular nuestras emociones, y por ende, a tener un mejor bienestar general y calidad de vida.

“No hay una realidad, solo aquella que decidas «ver». Si piensas que el mundo es un lugar peligroso, tu cerebro buscará la evidencia que lo demuestre y la encontrará. Si piensas que la gente está hablando mal de ti, encontrarás pruebas de que eso ocurre. Sea cual fuere el filtro que tienes en tu mente, tu cerebro encontrará evidencia para confirmar ese filtro. Ese es el filtro que muchas veces no te deja cambiar. Y encima, esto lo hace de manera muy eficiente, segundo a segundo y sin que te des cuenta”. Bachrach Estanislao. Dr. en Biología molecular.

En todo momento estamos pensando, no hay manera de dejar de hacerlo. Por eso no es posible dejar la mente “en blanco”. Sí, podemos ejercitarnos para no alimentar aquellos pensamientos intrusivos que nos terminan atormentando, y de esta manera, facilitar que dejen su rol protagónico.

Aunque no seamos del todo conscientes, constantemente estamos evaluando las cosas que nos pasan. Si fulanita no me saludó seguro que es por tal o cual cosa, mi amiga no me llama porque debe estar con tal asunto, hoy quería dedicar tiempo para estudiar y al final me pasó   esto otro, y la interpretación que hagamos de estas situaciones va a determinar nuestras emociones.

Si pienso que mi amiga no me llama porque se aburre conmigo, no me voy a sentir igual que si pienso que no me llama porque esta estudiando para los exámenes. Por lo tanto, si pienso que mi amiga no me llama porque se aburre conmigo, me voy a sentir triste, con poca confianza en mi misma, y mi comportamiento reflejará  este sentimiento. Consecuentemente, no estaré demasiado animada, ni con muchas ganas de hacer cosas o de relacionarme con alguien, por ejemplo.

Como podemos ver, todo el tiempo nos están pasando cosas, como por ejemplo, recibir una  crítica, cruzarnos con un antiguo amigo, sentir un dolor de cabeza, suspender un examen, conocer a alguien que nos gusta, desilusionarnos de alguna relación, etc. y de acuerdo al significado que le demos a  estas situaciones, o a la interpretación que hagamos de las mismas, nos vamos a sentir de una manera u otra y por consiguiente nos comportaremos de acuerdo a ese sentimiento.

“El deseo de dejar todo como está o la creencia de que todo debe ser de una forma, y no de otra, es una de las fuentes de mayor sufrimiento humano”. Bachrach Estanislao.

Veamos un ejemplo,

Imaginemos a alguien que después de haber vivido una serie de malas experiencias con distintas amistades se dice a si mismo: “Soy un desastre total para relacionarme con la gente, algo debe estar mal en mi, seguiré siempre solo/a mi vida así no tiene sentido”.

¿Cómo crees que puede sentirse alguien que ante esta situación piensa así, o en otras palabras, que emoción se disparara frente a este tipo de pensamientos?

Evidentemente, en la persona que piense de esta manera se dispararán emociones que vayan en esa línea, siguiendo con nuestro ejemplo, alguien que piense que es un desastre en las relaciones interpersonales, que siempre va a seguir así y que indefectiblemente acabará  solo, muy probablemente se sienta inseguro, con una devaluada imagen de sí mismo, desolado etc. y como su accionar dependerá de estas emociones, podemos suponer que evitará iniciar nuevas relaciones por miedo a un nuevo “fracaso”, y esto le impedirá conocer, relacionarse y poner en práctica nuevas estrategias relacionales, y así confirmará  su creencia de que es un desastre y acabará solo/a.

Pensemos ahora en alguien que ha tenido una serie de malas experiencias con distintas amistades y se dice a sí mismo: “Me siento profundamente frustrado y triste ante estas malas experiencias, y estoy decidido a aprender que puedo hacer y modificar, dentro de mis posibilidades, para intentar no repetir en el futuro las mismas experiencias”

¿Cómo crees que puede sentirse alguien así?

Desde luego, que alguien en esta situación se sentirá triste y frustrado, pero al mismo tiempo pone la atención en sus recursos internos para aprender nuevas y distintas maneras de acercarse a los demás.

Le abre una puerta al cambio y se permite trabajar en su parte de responsabilidad, es decir, en lo que pudo haber contribuido para estar como está.

Pero no con el fin de auto castigarse indefinidamente por haberse comportado como lo hizo, sino para indagar sobre lo que puede hacer distinto a futuro para obtener otros resultados.

“Para cambiar tienes que elegir quién quieres ser más allá de lo que te haya «tocado» en el reparto genético y más allá de las influencias culturales de tus progenitores.” Bachrach Estanislao.

A partir de estos ejemplos podemos apreciar que siempre nos estamos hablando a nosotros mismos. Siempre nos habita un dialogo interior.

Todo el tiempo le vamos dando un significado a lo que estamos viviendo.

La propuesta de este posti es empezar a pensar lo que pensamos de cada situación. ¿Qué estoy pensando de esto que me está pasando? ¿Cómo estoy interpretando esta situación? ¿Qué significado le estoy dando a lo que tal persona me dijo o no me dijo?

¿Esto que estoy pensando qué emoción dispara en mi? ¿Cómo hace que me sienta el pensar así? Estas preguntas nos ayudarán a identificar la emoción que estamos sintiendo, y entonces podremos ponerle nombre y apellido.

¿Para qué es importante esto? El etiquetar nuestra emoción y permitirnos sentir lo que estamos sintiendo, sin oponer resistencia, ni hacernos los distraídos, nos ayudará a sentir menos de eso que estamos sintiendo. Y como nos dice Estanislao Bachrach Dr. en Biología Molecular en su texto “En cambio”, cuanto más nos permitimos sentir eso que estamos sintiendo, menos vamos a sentirlo.

Si bien, esto no es la solución, nos aliviará y esto nos permitirá decidir qué hacer con eso que nos está pasando y estamos sintiendo, usando la parte del cerebro más racional.

El darnos cuenta de lo que estamos pensando y de lo que nos estamos diciendo a nosotros mismos, nos ayudará a identificar nuestras emociones y a reconducir nuestros pensamientos para acercarnos a quien queremos ser.

Hasta el próximo posti y recuerda que las creencias sobre la posibilidad que tienes para cambiar son fundamentales: pueden levantar o cerrar la barrera hacia el cambio que pretendes. Es decir, que creas o no que puedes cambiar puede ser la llave de tu felicidad, pero también de tus miserias. Ahí sí entran en juego tu actitud, tus pensamientos y tus emociones, o sea, la materia prima de tu mente.

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