Nadie podrá compensar lo que tú no te das a ti mismo
¿Por qué es importante amar nuestros momentos de soledad?
Porque los momentos de soledad nos van a permitir estar con nosotros mismos. Y es con nosotros mismos con quien vamos a convivir hasta el final de nuestros días, y sobre todo porque solo nosotros sabemos lo que necesitamos o no para sentirnos bien y a gusto.
Por consiguiente, que mejor que aprender a crear espacios en donde estar cara a cara con uno mismo, sea algo disfrutable.
¿Cómo saber quienes somos, como nos sentimos, que necesitamos, hacia donde vamos o hacia donde no queremos ir, con quienes queremos estar, a quienes necesitamos a nuestro lado, y a quienes por el contrario preferimos tener lejos? ¿ Cómo responder estas preguntas si no sabemos, o no podemos, o nos asusta estar frente a frente con nosotros mismos?
Se asoma a mi mente un pensamiento de Oscar Wilde, ”Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe”. Y en la medida en que alguien sea capaz de responder este tipo de preguntas esta viviendo. Todo lo demás es existir.
La soledad tiene mala prensa, muchas veces se asocia al abandono o al desamor. Frases como, “Se quedo solo como un perro”, son lapidarias. El mensaje es no lo quiere nadie. Si bien por un lado, en estos tiempos se empieza a valorizar más el hecho de aprender a estar con nosotros mismos, por otro lado, las redes sociales fomentan el tener un millón de amigos. Como si eso fuera posible.
La idea de este posti es reivindicar esos momentos de soledad, en los cuales somos nosotros nuestra única y mejor compañía. Si eres tu mejor plan, podrás ser un buen plan para otro. De lo contrario, nadie compensará lo que tú no puedas darte.
Desde luego no estamos haciendo una apología a la soledad y demonizando nuestros vínculos sociales. Mi intención es transmitir la importancia de ambos.
“En el punto medio esta la virtud”. Aristóteles
Aunque el equilibrio parece más una condición de los dioses que de los humanos. Las personas tendemos a ir más de un extremo al otro.
Efectivamente somos seres sociales, gregarios por naturaleza, necesitamos no solo estar en contacto con otros seres humanos, sino también estar en contacto con la naturaleza, tomar aire, sol y realizar actividades afines a estos intereses.
Freud definía la salud como la capacidad de amar y trabajar. ¿Qué es amar sino crear un lazo afectivo con un otro significativo?. Y esto de ninguna manera se reduce a la relaciones románticas y de pareja. El amor como sentimiento no se limita, como todos sabemos, al ámbito de la pareja. Amar es crear un vínculo afectivo con otro sujeto que es importante para nosotros. Amamos a nuestros hijos, a nuestra pareja, a nuestros amigos, etc.
Por otro lado, trabajar es producir algo para la comunidad. Como podemos ver tanto el concepto de amar como el de trabajar hacen referencia a lo social.
Como podemos apreciar nuestro lado social es tan importante que en la definición de la propia salud mental la parte social tiene un peso importante. Si alguien carece de habilidades sociales, o tiene poca o escasa vida social, ponemos la atención en ese punto.
A partir de lo mencionado no estaríamos errados si afirmamos que el ser sociable y disfrutar de estar en compañía de otros es una “virtud”.
¿Qué pasa cuando llevamos una virtud al límite ? Giorgio Nardone, dice que una virtud llevada al límite se transforma en un defecto.
¿A partir de cuando nuestro lado social podría empezar a convertirse en un problema? Podemos pensar que cuando el salir deja de ser algo que yo prefiero o elijo hacer y pasa a ser una necesidad, estamos del lado del problema.
Hay una gran diferencia entre elegir salir y necesitar salir porque de lo contario me angustio.
Como mencionábamos mas arriba, todos necesitamos salir y estar en contacto con otras personas. Sin embargo, hay personas que si no salen de sus casas y hacen un plan se angustian. Cuando esto sucede, el salir deja de ser una elección para transformarse en una necesidad que tapona una angustia.
Cuando alguien necesita salir por el solo hecho de salir, la virtud se esta llevando al limite. Hay quienes salen aun cuando están cansados físicamente y no les convence demasiado el plan. Pero aun así, esto es una mejor opción a quedarse en casa.
¿Qué mejor lugar para estar con nosotros mismos que nuestra propia casa, nuestro hogar, nuestro lugar? ¿Qué pasa cuando no me banco estar a solas con mi propia existencia?
¿Qué pasa cuando la soledad me asusta? ¿Qué es la soledad si no es el encuentro con uno mismo?
¿Cómo sentirme bien y a gusto con otro, si no puedo estar a solas conmigo mismo? ¿A que me enfrenta el encuentro con mi ser, con mi vida, con quien soy? ¿Qué me asusta de estar por un momento a solas conmigo? Solo si eres tu mejor amigo, los demás disfrutaran de tu compañía.
¿Cómo construir una relación profunda y sana con alguien sobre los cimientos de una precaria relación contigo mismo?
El mensaje que deseo transmitirte es que siempre que se quiera mejorar y trabajar la relación con uno mismo se puede. Aunque tal trabajo no será posible si vivimos escapando de nosotros mismos. ¿Porque? Porque la acción de escapar es una respuesta que responde a un miedo.
Escapamos de algo cuando se activa la alarma frente a una amenaza. Al principio escapando o evitando estar en contacto con aquello que nos da miedo nos sentimos seguros.
Pero este accionar luego confirma nuestra incapacidad de afrontar el miedo y este va creciendo. Pero al miedo no se lo vence evitándolo, sino afrontándolo.
Cuando evitamos algo lo estamos alimentando. Como dice Giorgio Nardone si vas a evitar algo evita evitar.
Que el salir sea una elección, en vez de una necesidad. El salir compulsivamente es el refugio de quienes no están a gusto consigo mismos.
Hasta el próximo posti y recuerda ser tu mejor refugio.
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