Es nuestra responsabilidad sanar nuestras heridas emocionales
Cuantas veces nos hemos encontrado dándole vueltas al tema de si ir o no al psicólogo. ¿Te ha pasado, te está pasando?
En este posti te invito a reflexionar sobre cuándo puede ser necesario hacer una consulta con un profesional.
Que si, que no, que no se, ¿qué hago? En primer lugar, es importante tener en cuenta que tomar la decisión de pedir una primer cita, no suele ser una tarea fácil, y la mayoría de las veces es algo que se va pateando para más adelante, para después, para cuando todo pase, y en ese ínterin vamos escuchando los amorosos y bien intencionados consejos de cuanto amigo y familiar esté dispuesto a brindarnos.
Por supuesto que no vamos a seguir ninguno de esos cálidos consejos, y no porque seamos tontos ni porque esos consejos escondan una mala intención, simplemente porque necesitamos de “otra palabra” y de otra escucha. Y es aquí donde entra en juego el rol del profesional, quien haciendo uso de su formación e independientemente del marco teórico al que se ajuste nos brindara un espacio confidencial, sin juzgamientos ni valoraciones, donde a través de un vínculo seguro se crearan las condiciones para que surjan otras palabras, otras preguntas y sea a partir de ahí cuando podamos empezar a darnos cuenta de lo que nos está pasando y de las distintas maneras en la que podemos abordarlo.
Las charlas y los encuentros con amigos son de alguna manera “terapéuticos” y no hay duda alguna de lo bien que le hacen a nuestra alma, el tema es que no reemplazan a una terapia.
En muchas oportunidades he escuchado decir: “¿Ir al psicólogo para que, si yo le cuento lo que me pasa a mis amigos?”
Y está muy bien poder compartir lo que nos pasa con nuestros amigos, el tema es que a veces no alcanza, es decir, por mucho que lo hablemos nos seguimos sintiendo igual.
¿Y el psicólogo que me va a decir, si nadie me conoce mejor que yo? Es otro de los argumentos que se exponen frecuentemente.
El psicólogo te va a escuchar y a partir de esa escucha y de tu planteamiento de la situación se elaborara un plan de trabajo, y este dependerá, como ya he mencionado, del enfoque teórico al que se ciña el profesional. En algunos casos el consultante propondrá algunos objetivos a alcanzar a lo largo del proceso terapéutico y el profesional a través de distintas estrategias terapéuticas ayudara al cumplimiento de los mismos.
Los psicólogos no damos consejos, no somos una asesoría, ni le indicamos a nadie que camino debe seguir. ¿Cómo saberlo? En todo caso, eso es algo que descubrirá la persona a través del proceso terapéutico.
“Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”. Carl Gustav Jung
¿Cómo “saber” cuando es el momento de consultar con un profesional?
Si me preguntaras, ¿Cómo saber cuándo se está enamorado? Te diría, que cuando estás enamorado te das cuenta, y que el solo hecho de plantearte la pregunta, indica que no lo estás.
De igual modo, solo tú puedes darte cuenta cuando hay algo en tu vida que no está funcionando, o dejo de funcionar como lo hacía y en consecuencia sientes un dolor emocional, un malestar, como una angustia que no se calma con los buenos consejos de los amigos. El punto de inflexión es el dolor emocional.
A todos en la vida nos va a pasar de todo. En algunos momentos la vida nos acariciara y en otros nos golpeara sin anestesia. Como señala Carl Gustav Jung, “Nadie, siempre y cuando se mueva entre las corrientes caóticas de la vida, esta sin problemas”.
Todos en mayor o menor medida, llevamos grabadas en nuestra alma las cicatrices de nuestras heridas emocionales, y esto no significa que todos deban ir a terapia, ni que los que se deciden a consultar sean los más débiles. Un proceso terapéutico está indicado para toda aquella persona que por algún motivo está sufriendo, siente un dolor emocional, esta aquejada de un malestar y desea trabajar para sentirse mejor.
Vivir tiene que ver con afrontar vicisitudes, vencer determinados obstáculos, recuperarnos y salir fortalecidos de las pérdidas a las que estaremos expuestos, y sobre todo, con encontrarle un sentido a lo que vivimos.
¿En que nos puede ayudar una terapia? Si en algún momento sentimos que nos quedamos atascados ya sea a la hora de elaborar una perdida, de encontrarle un sentido a lo que estamos viviendo, de sostener una pareja o un trabajo, de gestionar nuestras emociones, entre otros muchos “atascamientos” una terapia nos puede ayudar a descubrir distintas salidas a lo que nos está pasando.
“Tampoco estoy tan mal, el psicólogo es para los locos”. Este comentario aún vigente hoy en día denota la estigmatización de todo lo relacionado con la salud mental. Si alguien comenta que fue al dentista, es raro que reciba respuestas del tipo: “¡Tan mal estas, te tienen que quitar toda la dentadura!! Dado que la persona pudo haber concurrido por distintos motivos como por ejemplo un sencillo control o una limpieza. Sin embargo, lo mismo no sucede frente a la consulta con un profesional de la salud mental, donde suele asomar las sospechas de que algo “raro” puede estar sucediendo.
¿Y dónde estará lo “raro” en el deseo de querer sentirse mejor? ¿Dónde está la debilidad en querer sanar nuestras heridas emocionales? ¿Acaso no hace falta valentía para hacernos cargo de nuestra obligación de ser felices?
“La locura es relativa. Depende de quién tiene a quién encerrado en qué jaula”. Rad Bradbury
Hasta el próximo posti y recuerda que aunque no hayas causado tu herida, sanarla, eso sí es tu responsabilidad.
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