Celos retrospectivos. Una relación de amor sana no va de la mano de los celos
Cuando elegimos a alguien para compartir nuestra vida lo elegimos con todo lo que ha vivido.
En este posti te invito a reflexionar sobre los celos retrospectivos, es decir sobre el sufrimiento y la tortura que le pueden generar a alguien el pasado sexual de su pareja.
Los celos retrospectivos, de manera popular reciben el nombre de “síndrome de Rebeca” en homenaje a la novela, “Rebeca de Daphne du Maurier” adaptada al cine por Alfred Hitchcock.
Cuando hablamos de celos retrospectivos, hacemos referencia a la obsesión de alguien acerca del pasado sexual de su pareja, si bien las emociones pueden ser más o menos intensas de acuerdo a la persona, son similares a las situaciones de celos que se dan en el presente. Detrás de un celoso, independientemente de si sus celos apuntan al pasado sexual de su pareja o al presente de la misma, se esconden la inseguridad y la falta de confianza en sí mismo.
Aunque es una obviedad, y todos de alguna manera lo sabemos, no es posible conocer a alguien que no tenga pasado.
Todos tenemos una historia de vida, una biografía que narrar acerca de quiénes somos. Un cumulo de vivencias que anteceden al encuentro con alguien. Y esto es genial, porque muestra que hemos vivido, que nos han pasado cosas. Quiere decir que la vida nos ha atravesado, golpeado, y a veces también acariciado. Y cuando hablamos de pasado, asumimos el pasado sexual también.
Quien se interesa en nosotros y está dispuesto a que juntos construyamos una relación de pareja, está aceptando, o por lo menos sería bueno que así sea, nuestro pasado. ¿Por qué? Porque viene con nosotros. Porque es nuestro. Cuando esto no pasa, debemos trabajar nuestros miedos, inseguridades y especialmente nuestra autoestima, para poder volver a confiar en nosotros mismos.
Te imaginas en uno de esos lugares de comida rápida, pidiendo el combo de hamburguesa con queso, bacon, huevo y tomate y luego cuando lo vas a comer empiezas a quitarle el bacon y el tomate porque no te gusta. Un poco ridículo, verdad? ¿Para qué coger ese combo si no me gustan los ingredientes?
De igual modo cada persona que conocemos viene con un combo. Iniciar una relación con alguien a quien amamos y luego desear que su pasado sea otro, es algo que daña enormemente a quien convive con estas emociones, y consecuentemente a la relación de pareja.
Al celoso lo que lo angustia y lo atormenta es el pasado sexual del otro. Y entonces la persona empieza a rumiar una y otra vez sobre estas relaciones sexuales anteriores de su pareja y a fantasear sobre lo maravillosamente bien que la habrá pasado con esta otra persona.
¿Qué le pasa a alguien que no acepta, o se atormenta por el pasado sexual de su pareja?
Las cosas no son tan sencillas como para escribir un manual y decir que a las personas celosas siempre y en todos los casos lo que les pasa tiene que ver con esto y aquello, pero a modo de generalización, podemos decir que detrás de los celos hay una gran inseguridad en uno mismo, y esta inseguridad lleva al celoso a considerar a su pareja como a una propiedad de su posesión, a quien intenta controlar y manipular, para calmar de esta manera la angustia que le genera la posibilidad de perderla, o de que le dé a otro lo que debería darle a él.
“Los celos, antes que nada, son un modo enfermo de relacionarse. Un indicador de inseguridad y algo con lo cual hay que tener cuidado, porque de ningún modo señalan la presencia de un gran amor por el otro, sino la falta de amor por uno mismo.” Gabriel Rolon, psicoanalista.
El celoso triangula, y en esta fantaseada relación de tres, siente que sale o que tiene posibilidades de salir perdiendo, y entonces surge la dictadura del miedo, y las preguntas del tipo, ¿Y si con esa otra persona disfruto más?, ¿Y si sigue fantaseando con tal o cual persona?, ¿Y si tuvo sexo solo para divertirse, que valores tiene?, ¿Y si se acostó con tantos o tantas como sabe si me quiere a mí?
¿Por qué se presentan y como evitar estos pensamientos?
Estos pensamientos son involuntarios, recurrentes y terminan convirtiéndose en una dulce tortura para quien los padece. La finalidad de los mismos consiste en gestionar la angustia suscitada ante el temor del celoso de que la persona a quien ama le de otro, o en el caso de los celos por el pasado, le haya dado a otro algo que le pertenece a él.
La angustia emerge como consecuencia de ubicarse en una posicion de inferioridad con respecto al rival fantaseado, y en consecuencia poder perder el amor de la persona amada.
¿Qué hacer cuando parte de ese pasado me genera dudas, angustia o rechazo?
Estas dudas son una invitación a trabajar con nosotros mismos, con nuestras creencias acerca de lo que es estar en pareja, y sobre todo a trabajar nuestro propio sentimiento de valía personal, de cuanto me quiero y me considero a mí mismo. Para de este modo no trasladar estas dudas personales al terreno de la pareja.
La idea sería resolver estas dudas antes de decidir iniciar una relación con alguien. De lo contrario, entramos en el eterno camino de querer cambiar al otro, en este caso “querer cambiar su pasado”. Cuando en realidad y como venimos pensando no se trata de cambiar, ni de borrar, ni de ignorar el pasado del otro, si no de fortalecerme como persona, para luego y desde ese lugar aceptar al otro con sus propias experiencias de vida.
Cuando por el motivo que sea, el pasado de nuestra pareja no se ajusta a nuestra forma de ver el mundo, a nuestros valores, a nuestra idiosincrasia, y esto nos hace sufrir, vamos a tener que decidir qué hacer con esto que nos pasa.
Hasta el próximo posti y recuerda que los celos son siempre una manifestación de un problema del celoso, y que no dicen nada acerca del amor o del interés hacia la pareja. Los celos no construyen, dañan. En una cuota muy pequeña pueden ser como un toque de sal para la relación de pareja, pero si apenas nos excedemos en la cantidad, empiezan a ser tóxicos.
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