De tanto mirar otras ventanas, dejamos de mirarnos a nosotros mismos
¿Cómo te llevas con la soledad? ¿Disfrutas de ser tu mejor compañía?
De tanto mirar lo que pasa fuera, nos olvidamos de mirar lo que pasa en nuestro mundo interior. Vivimos en una época en la que estamos más conectados y a la vez más desconectados de nuestras propias vivencias.
La idea de este posti es reflexionar acerca de la importancia de volver la mirada sobre nosotros mismos. Ya que es la mejor manera de saber lo que estamos necesitando y lo que no, si no nos detenemos a escucharnos, a observar y a conectar con nuestras emociones, quedamos a la deriva, nos perdemos.
Encontrar espacios de soledad, hoy en día, parece una tarea difícil y para algunas personas hasta “amenazante”, entonces temen estar solos y se organizan de tal manera de estar siempre ocupados, siempre haciendo algo. Sin embargo, estar solos nos ayuda a conocernos mejor, a reflexionar sobre nuestras decisiones, a centrarnos en nuestros proyectos, a conectar con nuestras emociones, a desconectar de las actividades diarias y a hacer una pausa.
De acuerdo a Paul Vöhringer, psiquiatra de la Universidad de Chile e investigador del Instituto Milenio para la Investigación y Personalidad (Midap), “Se recomienda tener períodos de soledad y espacios de intimidad para poder reflexionar. Las personas que están en pareja deberían tener sus propios momentos solos, ya que eso los nutre a ambos. Es difícil poder estar con otro si antes no puedo estar conmigo mismo”.
En un mundo cada vez más mediatizado por la tecnología, sin olvidar todos los beneficios que este avance conlleva, claro, donde reinan las redes sociales, y la vida sin la aplicación de whatsapp se hace difícil, estamos constantemente invitados, léase presionados, a estar cada vez más conectados, a estar más pendientes de lo que el otro hace, dice, come, o como se divierte. En definitiva, a estar pendientes de lo que los demás quieren o no mostrar. Y cuanto más fascinados estemos en mirar las otras ventanas, más distanciados estaremos de nuestra propia persona.
Si el “ser visto” (por otros) cobra más relevancia que nuestra propia mirada. Algo no anda bien.
El “me gusta” más preciado tendría que ser el que nos regalamos nosotros, conscientes y convencidos de nuestro propio valor. De lo contrario, cuando nuestro propio bienestar pasa a depender del reconocimiento obtenido a través de los “me gusta” de otros. Estamos en problemas.¿Por qué? Porque si nuestra felicidad esta en otras manos, hay algo que indudablemente no estamos haciendo bien.
La idea no es renunciar a las redes sociales, ni enviar mensajes a través de una botella, ni negar los invalorables aportes que llegaron con internet. El mensaje que intento transmitir tiene que ver con aprender a estar bien con nosotros mismos, por el solo hecho de ser quienes somos y por nuestra propia existencia, independientemente, de lo que suceda a nuestro alrededor, de lo que otros publiquen o dejen de publicar.
El estar mucho tiempo conectados merma nuestra calidad de vida.
“La conexión permanente en la que estamos ahora nos baja el rendimiento, nos hace más ansiosos, nos da insomnio, nos estresa más. Así que si vamos a usar la tecnología, que es fantástica y nos permite hacer cosas maravillosas, en el futuro, quien quiera tener un bienestar digital, va a tener que ser consciente de que hay que limitar el uso de la tecnología. Ya sabemos que esto es como el azúcar o el tabaco, que nos hace mal estar todo el día conectado, no necesitamos nuevas evidencias.” Facundo Mannes
¿Cómo vamos a entablar una sana y feliz relación con nosotros mismos, si no nos dedicamos tiempo? Y ¿Cómo nos vamos a dedicar tiempo si estamos todo el tiempo conectados?
“La gente no se da cuenta de que vive con mayor ansiedad, con mayor estrés, con mayor fatiga. El cambio de tarea, pasar de responder un Whatsapp a ir a Instagram, poner una foto, volver al mail, y luego a Instagram y a Whatsapp… Todo eso, cada cambio de tarea, requiere un costo cognitivo que nos hace menos inteligentes. Hay estudios que muestran que estos cambios de tarea impactan hasta en 10 puntos en el cociente intelectual, y nos estresa, nos agota, nos produce insomnio… Cuando la gente empiece a notar que su cansancio, su estrés, su ansiedad y su falta de rendimiento se deben a esto, llegará la desintoxicación digital.” Facundo Mannes
Cuando hablo de dedicarnos tiempo, me refiero a estar un momento en soledad con nuestra propia alma, preguntándonos como esta nuestra vida, como estamos nosotros, que necesitamos, que nos gustaría cambiar, que nos gustaría que siga igual.
Un momento para pensar en nuestros miedos, inseguridades, frustraciones. ¿Cómo voy a saber lo que necesito si no me escucho? Sin dudas lo que propongo es un tanto pretencioso y difícil. ¿Por qué? Porque justamente mirar hacia nuestro interior, a veces, puede ser doloroso, porque podemos toparnos con cosas que desearíamos que no fueran así. Ante esto tenemos dos posibilidades, una es distraernos, convencernos de que todo está bien, cuando no es así. Y la otra, tiene que ver con aventurarnos y tomar el coraje de curiosear y observar que está pasando en nuestra vida. Solo así, estaremos en condiciones de poder decidir qué es lo mejor para nosotros.
Recuerda que cualquiera se puede mostrar feliz, o inventarse una felicidad que no tiene. No es lo mismo “mostrarnos felices” y “ser felices”. Ser feliz es muy distinto. Para ser felices necesitamos estar bien con nosotros mismos, por el solo hecho de ser quienes somos. Así tal cual somos, aun con todas aquellas cosas que preferiríamos cambiar. Ya sean características físicas o rasgos de nuestra personalidad.
Alguien que no esté a gusto con sí mismo, puede encontrar en las redes sociales la posibilidad de crearse una imagen distinta de sí mismo, que se ajuste a lo que desearía ser. En este caso, en vez de trabajar sobre la aceptación incondicional de nosotros mismos, nos encontramos con la más cruel descalificación, es decir, como no me gusto como soy me muestro de otra manera. Esto es peor que un pasaporte al sufrimiento.
Quien se quiere a si mismo está en mejores condiciones de querer a los demás. Esta afirmación la habras escuchado una y mil veces “quererse a si mismo”, y la mayoría de las veces asumimos que sabemos lo que quiere decir , o por lo menos lo que intenta decir, sin embargo, muchas veces esta afirmación se repite de forma vacía, banal, y cuando hondamos un poco más profundo nos encontramos con un sentimiento de desvalorización, que no se ajusta al amor propio, si no más bien a una fachada, a una coraza defensiva cuya función es esconder la precaria valía interior.
Por todos lados abundan frases como “quiérete a ti mismo”, pero ¿Cómo se hace? ¿Cómo sabemos si lo estamos haciendo bien?
Como ya he mencionado en otros postis, el amor a uno mismo se va gestando a lo largo de nuestra vida. Desde antes de nacer. La buena noticia, es que la imagen que tenemos de nosotros mismos, es modificable. Por lo tanto, es mejorable. Y el trabajo para modificarla es siempre personal, y mirando hacia nuestro interior.
El gran desafío de formar parte de esta sociedad tan digitalizada es encontrar el punto de equilibrio entre mirar fuera (otras ventanas) y mirar hacia nuestro propio interior.
Hay que diferenciar entre “estar solo” y “sentirse solo”. Al respecto, Nicolás Labbé, psicólogo y académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes, señala que estar a solas no tiene que ver con estar deprimido, o sentirse rechazado por las demás personas. “El no estar acompañado por otra persona se suele malinterpretar como que uno no tiene amigos o está angustiado. Pareciera que la sociedad nos exige estar permanentemente conectados con el resto, haciendo llamadas y publicando fotos y comentarios en las redes sociales. Cuando no estamos haciendo eso, surge una sensación de vacío. Es ahí donde se nos abre un espacio para nosotros que muchas veces no valoramos”, agrega Labbé.
¿Por qué es importante ser nuestra mejor compañía? Para no exigírselo al otro. Para no esperar que sea otro quien me de lo que necesito, lo que me hace falta, la felicidad que no logro alcanzar, la mejor compañía que no encuentro cuando estoy a solas.
A modo de resumen, es necesario recordar la importancia de rescatar momentos para disfrutar de estar con nosotros mismos, y a veces, haciendo nada…solo sintiendo el devenir de la vida.
Hasta el próximo posti y no te olvides de regalarte unos minutos en donde puedas desenchufarte de las actividades de cada dia.
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